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Crítica por Tònia Pallejá

"La boda del Monzón" es un trabajo vital, enérgico y lleno de buen humor que desprende su propio perfume y te contagia con su espíritu festivo. Visionar este film es entrar en una orgía de colores, luces, sonidos y sensualidad. Además, representa un vivaz y prolijo álbum de fotos de la India actual, de su complejo tejido social, de sus ricas costumbres, de su realidad más cotidiana. La película recoge esa convivencia-confrontación entre tradición y modernidad, ese extraño mestizaje que lleva a sus habitantes a mezclar el hindi con el inglés, a la vez que se hace eco de las dife-rencias de estatus económicos, posiciones sociales y colectivos. Es, también, un homenaje de su autora, la realizadora india Mira Nair ("Salaam Bombay") a su ciudad, Delhi, a su familia y a la comunidad de Punjab, caracterizada por sus ganas devivir.

Con la excusa de la celebración de una boda concertada en el seno de una familia de clase media-alta, "La boda del Monzón" retra-ta, en un tono de comedia que no deja escapar tampoco la oportunidad para adentrarse por vericuetos más dramáticos, este brillante fresco de la sociedad india. Su guión, detallista y repleto de encanto, presenta varias historias relacionadas que tienen lugar durante estos días de festejo, y que exploran diferentes tipos y facetas del amor. Relaciones que trascienden sus límites geográficos y que podemos reconocer fácilmente. No pretenden ser éstas subtramas originales ni sorprendentes, al contrario, parten de lo hu-mano, del día a día, para cobrar relevancia ante el hecho excepcional que es un enlace matrimonial al que asisten numerosos invitados.

Nos encontramos con la pareja protagonista (más central por el evento nupcial que por su peso en el conjunto argumental): la joven Aditi, que acepta desposarse con Hemant, un indio residente en Houston al que apenas conoce, cuando ve que su relación con un presentador de la televisión que está casado no tiene futuro. Ambos son atractivos, agradables y sensibles, ¿pero surgirá entre ellos el amor? Lalit y Pimmi son los padres de la novia; él, a pesar de tener un nivel acomodado, debe hacer grandes esfuerzos económicos para casar a su única hija por todo lo alto, mientras su esposa, que fuma a escondidas, relaja su estrés yendo de compras. Ria, la prima soltera de Aditi, que quiere labrarse una carrera como escritora y que oculta un trágico secreto del pasado; Ria será quien reproche a Aditi que no se case por amor. Ayesha y Rahul, dos jóvenes que se conocerán y se enamorarán durante estas fechas. Y así un largo etcétera. Pero tal vez quienes se ganen mayores simpatías sean P.K. Dubey, el caradura encargado de la empresa contratada para organizar la boda, y Alice, la tímida criada de la casa. También entre ellos nacerá el amor.

"La boda del Monzón" es una película bien edificada y resuelta en cada paso que da. Mira Nair salva las dificultades derivadas de manejar esta amplia y variada cantidad de personajes y situaciones con muy buena nota. Su pericia en el dibujo de las psicologías humanas, en la traslación de sus sentimientos, y en la transición de un foco de acción a otro es incuestionable, y el film discurre con armonía y fuerza, como un mecanismo bien lubricado. Nair mantiene el ritmo con pulso veterano y consigue un resultado potente de gran atractivo visual.

La directora no olvida su pasado documental, y al margen de los acontecimientos que tienen lugar en la residencia de los padres de la novia, introduce ciertos retazos de la caótica vida urbana de Delhi, con sus ineludibles miserias. La película también está condimentada con algunos toques, muy bien insertados, de los populares musicales autóctonos surgidos del llamado Bollywood.

No faltará quien recrimine a Nair que nos esté ofreciendo una visión dulce y complaciente en exceso de la realidad india, porque fuera del registro humorístico que posee "La boda del Monzón", esta cineasta tiende hacia la resolución positiva, optimista, de los conflictos. La película no deja de ser una proclama de lo bella que es la vida, del poder de salvación y liberación que se encuentra en el amor (ya sea romántico, paternal o fraternal) y la familia. Sin embargo, no creo que este tinte amable y cordial deba empañar el mérito de este film magníficamente orquestado, punteado y conjugado.

Lejos de las inevitables dosis de exotismo que nos pueda proporcionar, "La boda del Monzón" apuesta por lo universal. Manteniendo las distancias, que no son cortas ni salvables, el planteamiento "antropológico" de esta cinta puede hacernos pensar en el Robert Altman de "Nashville", "Shortcuts" o "Gosford Park", pero, como decía, las diferencias entre el cine de Altman y Nair no son menos evidentes.

Definitivamente, una película de notable valor como documento y producto de ficción que también asegura un grato entretenimiento. Probablemente, el León de Oro conseguido en Venecia y otros tantos reconocimientos internacionales le permitan no pasar tan desapercibida en las carteleras como habría sido lo habitual –y lamentablemente injusto–.

© 2002 Tònia Pallejá

La Butaca

La Boda del Monzón
(Monzoon Wedding)


Imagen © 2001

Dirección: Mira Nair.
País: India.
Año: 2001.
Duración: 119 min.
Interpretación: Naseeruddin Shah (Lalit Verma), Lillete Dubey (Pimmi
Verma), Shefali Shetty (Ria Verma), Vijay Raaz (P.K. Dubey), Tilotama
Shome (Alice), Vasundhara Das (Aditi Verma), Parvin Dabas (Hemant Rai), Kulbhuskan Kharbanda (C.L. Chadha), Kamini Khanna (Shashi Chadha), Rajat Kapoor (Tej Puri).
Guión: Sabrina Dhawan.
Producción: Mira Nair y Caroline Baron.
Música: Mychael Danna.
Fotografía: Declan Quinn.
Montaje: Allyson C. Johnson.
Diseño de producción: Stephanie Carroll.
Dirección artística: Sunil Chabra.
Vestuario: Arjun Bhasin.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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