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The Adventures of Buckaroo Banzai
(The Adventures of Buckaroo Banzai Across the 8th Dimension)

20th Century Fox, 1984
116 minutos

Dirigida por W.D. Richter
Escrita por Earl Mac Rauch
Editada por George Bowers y Richard Marks

Elenco:
Peter Weller .... Buckaroo Banzai
John Lithgow .... Lord Whorfin
Ellen Barkin .... Penny Priddy
Jeff Goldblum .... New Jersey
Pepe Serna .... Reno Nevada
Clancy Brown .... Rawhide
Christopher Lloyd .... John Bigboote
Lewis Smith .... Perfect Tommy
Robert Ito .... Prof. Hikita
Rosalind Cash .... John Emdall

Imágenes © 1984 20th Century Fox

El término "película de culto" cada vez es más utilizado para describir una película simplemente mala, pero con suficiente publicidad respaldándola como para conseguir una buena utilidad si se dirige al "mercado especializado". Es rara la ocasión cuando se dá espontáneamente una cinta cuya trama, personajes, sensibilidad, manufactura o alguna otra inefable cualidad, la hace parte del fenómeno, en ocasiones inexplicable, del cine de culto. La más simple (o simplista) definición de este cine sería decir que se trata de películas que cuentan con una base de admiradores cuyo número y fanaticismo rebasa por mucho el valor que la crítica y público general le atribuye a la cinta. Por lo general se trata de obras que fracasaron en taquilla, pero que gracias al ubicuo video encuentran nueva vida en videoclubes, en el mercado "underground" en forma de copias piratas, o recientemente, en el internet y en la cada vez más segmentada industria del DVD.

Esta es una mera definición de lo que el fenómeno es. Sus causas, sin embargo, son un misterio, y quienquiera que pretenda explicarlas o ennumerarlas caerá automáticamente en la falacia de tratar de categorizar aquello que no tiene orden o razón lógica. Desde cintas abominablemente malas como "Robot Monster", hasta clásicos del cine universal como "2001: A Space Odyssey", desde absurdas comedias musicales como "The Rocky Horror Picture Show" hasta cine de extremo "gore" como "Dead Alive"; desde comedias juveniles como "Animal House" hasta dramas adultos como "Whatever Happened to Baby Jane", todas ellas forman parte del cine de culto que sin importar género, costo de manufactura o éxito económico atrae a un segmento específico del mercado cuya lealtad y vehemencia respecto a su afición no tiene paralelo en el cine "convencional".

Entre los cultos más rabiosos, persistentes y creativos se encuentra el de la película "The Adventures of Buckaroo Banzai Across the 8th Dimension". La mezcla de ciencia ficción, aventura, música y comedia, junto con el irreverente tono y el exhuberante estilo de filmación han acomodado firmemente a esta cinta en el gusto de sus excéntricos fanáticos. La historia, por extraña que suene, es como sigue: el Dr. Buckaroo Banzai, de padre japonés y madre norteamericana, ha crecido bajo la tutela del Dr. Hikita hasta convertirse en una multifacética celebridad. Banzai es cirujano, físico, artista marcial, aventurero y líder de "The Hong Kong Cavaliers", un grupo de científicos de variadas disciplinas con los que, además de todo, ha formado un grupo de rock famoso en todo el mundo. La aventura que embarca Banzai al inicio de la película es aparentemente la prueba de su coche-cohete, una camioneta Ford severamente modificada con una turbina de avión con la que el Dr. pretende romper la barrera de sonido en tierra. Sin embargo, a la mitad de la prueba se muestra que ese era sólo un pretexto, y que Banzai y su equipo están en realidad efecutando un experimento mucho más exótico: con la ayuda de un minúsculo aparato llamado "oscillation overthruster", la camioneta de Banzai atraviesa una montaña de roca sólida, apareciendo luego intacta del otro lado. En la conferencia de prensa posterior se revela que Banzai no pasó propiamente a través de la montaña, sino que pasó momentáneamente a la octava dimensión, para luego resurgir en nuestra dimensión. Desafortunadamente existe una organización secreta de alienígenas nativos del Planeta 10 en la Tierra, y están deseosos de regresar a su terruño; desde luego, el único modo de lograrlo es viajando a través de la octava dimensión, de modo que los extraterrestres se dan a la tarea de robar el "ocillation overthruster". El líder de los alienígenas (llamados "lectroides") es Lord Whorfin, quien aparentemente es una inteligencia maligna que ha poseido el cuerpo del Dr. Emilio Lizardo, un científico amigo del Dr. Hikita, con quien inició la experimentación de la tecnología para el viaje interdimensional en los treintas. Ahora, Lord Whorfin se encuentra en un manicomio, pero cuando ve en televisión el logro de Banzai, escapa para tomar el mando de sus tropas lectroides y así volver al Planeta 10. Los lectroides, varados en nuestro planeta desde 1938, han encontrado refugio en la la corporación Yoyodyne Propulsion Systems, donde construyen la gran nave en la que escaparán de la Tierra. Para complicar más las cosas, los dirigentes del Planeta 10 también se han enterado del logro de Banzai, y temen que regresen los lectroides exiliados, por lo que amenzan con destruir la Tierra si Lord Whorfin llega a apoderarse del "ocillation overthruster". Y además de todo esto, Banzai ha encontrado a la que parece ser la hermana gemela de su fallecida esposa, pero Lord Whorfin la secuestra, para obligar a Banzai a entregarle la tecnología que le permitirá a él y a sus tropas dar el salto dimensional que los llevará de regreso a su planeta natal. Banzai debe decidir entre rescatar a la muchacha o salvar al mundo de la destrucción a manos de las autoridades del Planeta 10.

Y si esto parece confuso y revuelto, hay que tomar en cuenta que ni siquiera he mencionado la participación del congresista que cree que Yoyodyne está construyendo un avión caza para el gobierno de los Estados Unidos, ni al espía lectroide que se une al grupo de Banzai para defender al planeta, ni la inducción del Dr. Sidney Zwibel (alias "New Jersey") a los Hong Kong Cavaliers, ni el secuestro del Dr. Hikita... baste decir que "The Adventures of Buckaroo Banzai Across the 8th Dimension" tiene argumento como para tres películas distintas, pero todo ha sido comprimido en escasas dos horas, lo que hace que el ritmo de la cinta sea tan rápido que la vuelve incomprensible, y no es sino después de verla repetidas veces que empiezan a tener sentido muchas escenas, a la vez que se notan ciertos detalles que no lo tienen, pero que señalan que los cineastas quisieron hacer una película que forma parte de un universo complejo y detallado que va más allá de la duración de la cinta y que pretendía extenderse hasta formar un imperio multi-media, que haría eco de la envergadura del ficticio imperio del mítico Dr. Buckaroo Banzai.

Es difícil para mi juzgar los elementos de esta cinta como lo haría con cualquier otra película. Las actuaciones son de variada calidad y van desde la excesiva sutileza (en el caso de Peter Weller como Buckaroo Banzai, quien es el héroe más apático de la historia) hasta la excelsa exageración de John Lithgow como Lord Whorfin (rutina que luego utilizaría con gran gusto en el programa televisivo "Third Rock From The Sun"). Jeff Goldblum como New Jersey es la imagen misma de la inseguridad, y los vaivenes entre damisela en peligro y mujer ruda de Ellen Barkin como Penny Priddy dejarían sin aliento a actrices más conocidas pero menos valientes. Tal vez la joya histriónica de la película radica en el formidable Christopher Lloyd como el lectroide John Bigboote ("Bigbootay! Tay! Tay!"), un trabajador más que comparte la ira y el desprecio por sus superiores de cualquier oficinista moderno.

Técnicamente hablando la película es también irregular. Los efectos especiales son algo burdos, pero el genial diseño de producción compensa con gran estilo las limitaciones del presupuesto. Los escenarios están hechos con más maña que recursos y la musicalización, aunque llamativa, pudo haber salido de un mini-órgano Casio.

Pero a pesar de todo esto, o tal vez por razón de ello, "The Adventures of Buckaroo Banzai Across the 8th Dimension" tiene un encanto indescriptible, similar al de su predecesora temática y tonal "Doc Savage: Man of Bronze". Ambas exigen que nuestra credibilidad se estire hasta la ruptura, pero la recompensa, para quienes sepan apreciarla, vale mucho el sacrificio. Muy recomendada. Y para los Blue Blaze Irregulars, el mensaje de siempre: "Wherever you go... there you are".

Pablo del Moral

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