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Can't Hardly Wait

The Breakfast Club
(The Breakfast Club)

Universal Pictures
1985
92 minutos

Dirigida y escrita por John Hughes

Elenco:
Emilio Estevez .... Andrew Clark
Anthony Michael Hall .... Brian Johnson
Judd Nelson .... John Bender
Molly Ringwald .... Claire Standish
Ally Sheedy .... Allison Reynolds
Paul Gleason .... Richard Vernon

Imágenes © 1985 Universal Pictures

Mucho se ha hablado sobre el aparente monopolio que el escritor/productor/director John Hughes tuvo sobre el cine juvenil en los ochentas. Sus obras más importantes han trascendido su vacuo origen y se han convertido en objeto de culto, si no tan obsesivo como, digamos, el de Star Trek, por lo menos igualmente difundido. Con clásicos como "Pretty in Pink", "Sixteen Candles", "Weird Science" y mi favorita, "Ferris Buller's Day Off", Hughes dictó la moda, actitud y gustos de una buena parte del público adolescente en el mundo occidental. Pero este status de culto ha llegado casi veinte años después de que esas películas tuvieran moderado éxito de taquilla.

En su momento fueron modas pasajeras; pero sin intención (¿o con ella?) sembraron las semillas que años después darían como fruto la avalancha de comedias juveniles, de variable calidad, que nos inunda a principios del nuevo siglo. Se puede alegar que dicho cine nunca ha desaparecido, y es cierto, pero desde principios de los ochentas no había tenido tal auge como el que presenciamos hoy en día.

Más aún... muchos de los antiguos fanáticos de Hughes son ahora los que se encargan de forjar los gustos y actitudes de nuevas generaciones a través del entretenimiento popular. Así, Kevin Williamson, creador de la exitosísima serie televisiva "Dawson's Creek", ha prácticamente plagiado su estilo y tono al poblar sus películas y series de personajes y situaciones muy similares a los de Hughes. Y desde luego, bajo la guisa de "homenaje" se las ha arreglado para desvergonzadamente re-interpretar los argumentos de las obras clásicas del cineasta.

Otro fan de Hughes es Kevin Smith, el talentoso escritor y mediocre director de obras tan diversas como "Clerks", "Mallrats", "Chasing Amy" y "Dogma". La influencia de Hughes en todas estas películas se manifiesta en los propios gustos de los personajes. Invariablemente Smith crea una o varias escenas donde los protagonistas discuten las virtudes de ese tipo de películas. Incluso, en "Dogma", la obra de Hughes funciona como motor mismo de la historia, pues inspirados por películas como las mencionadas "Breakfast Club" y "Pretty in Pink", dos personajes inician un peregrinaje al ficticio pueblo en Illinois donde se desarrollan estas películas.

Creo que de todas las cintas de John Hughes (como director y escritor), la más importante es "The Breakfast Club", pues en ella se dispensa casi totalmente del argumento romántico para dar lugar a un encuentro de personalidades arquetípicas (bueno, arquetípicas a nivel "high school") que resulta en una película profunda, compleja, emotiva y tremendamente entretenida.

La trama es bien sabida: por diversas transgresiones cinco alumnos de una preparatoria reciben como castigo el pasar el sábado en la biblioteca de la escuela, vigilados por un amargado (y amargante) maestro. Durante ese sábado la fricción entre cinco diversas personalidades causará situaciones inesperadas, que van desde lo sublime hasta lo ridículo. Por supuesto, al final se da un nuevo entendimiento entre los muy distintos alumnos, pero no por eso la cinta tiene un final feliz... el final es tal vez optimista, pero chorrea melancolía, pues hace patente que la amistad forjada por los cinco inadaptados será puesta a dura prueba por los convencionalismos e idiosincracias de la sociedad estudiantil. En otras palabras, ganar una batalla no significa ganar la guerra.

Todo esto puede sonar un poco vacío... ciertamente no estamos hablando de Costa-Gavras y sus películas políticamente cargadas, ni de Spike Lee con su comentario racial tan relevante en estos paradójicos tiempos de mayor permisividad y a la vez mayor intolerancia. Las aventuras de cinco estudiantes no son realmente un tema de peso, ni quiero que así lo parezca; pero como Hughes hábilmente usa a sus protagonistas como reflejo de la sociedad contemporánea, incluso un superficial análisis puede recompensar al observador con entendimiento adicional sobre la formación temprana del criterio adulto mediante las experiencias de la juventud.

Es indudable que el guión de la película fue cuidadosamente planeado, pues a pesar de contar sólo con un par de locaciones y de consistir primariamente de escena tras escena de puro diálogo, la película tiene un excelente ritmo, puntualizado por cortes musicales estupendamente escogidos y usados en el contexto de la cinta con el mejor efecto posible. Sin embargo, la fuerza de "The Breakfast Club" reside en los jóvenes actores que literalmente poseen sus papeles; Judd Nelson, como el clásico rebelde agresivo que esconde sus resentimientos bajo su aparente apatía; Ally Sheedy como la desadaptada antisocial: ¿alcohólica, drogadicta y promiscua o sólo mentirosa patológica?. Molly Ringwald como la princesa... la niña fresa, de alta sociedad, pero aplastada por la presión de cumplir las expectativas de familiares y amigos. Emilio Estevez como el deportista, acostumbrado a reprimir sus pensamientos por poner más importancia a su desempeño en el campo de juego. Y finalmente, Anthony Michael Hall como el nerd, el geniecillo que siempre saca diez, pero totalmente carente de facultades para actuar socialmente. Y como antagonista, está Paul Gleason como el profesor amargado que tiene la tarea de supervisar que el castigo se lleve a cabo. Un papel tan trillado hubiera podido convertirse en una caricatura, pero Hughes prefiere balancear la pedantería del maestro con su obvia experiencia en la vida. El choque de los puntos de vista de jóvenes y adulto no es resuelto de manera sencilla... de hecho, no es resuelto. Esta ambigüedad es refrescante en comparación con películas de esa misma época, donde el adulto amargado siempre recibe su merecido de manera poco creíble y sólo para complacer a la audiencia.

"The Breakfast Club" no es una película con ambiciones de redentora social, ni de logro artístico. Sencillamente es una entretenida cinta que profundiza psicológicamente y da contexto a un género normalmente reservado para el chiste fácil, la jocosa vulgaridad y la irrelevancia intelectual. Muy recomendada para quien guste del cine juvenil, tanto porque es buena película como para conocer los cimientos de la invasión actual de este género.

Pablo del Moral

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