Mystery Science
Theater 3000: The Movie
Cannibal Women in the Avocado Jungle of Death
Monty Python
and the Holy Grail
Killer Klowns
From Outer Space
Beyond the Valley
of the Dolls
Dirigida
por Fritz Lang
Escrita por Paul Falkenberg, Egon Jacobson, Adolf Jansen, Fritz Lang, Karl
Vash y Thea von Harbou
Editada por Paul Falkenberg
Elenco:
Peter Lorre .... Franz Beckert
Otto Wernicke .... Inspector Lohmann
Theodor Loos .... Comisionado Groeber
Gustaf Gründgens .... Schraenker
Friedrich Gnaß .... Franz el Ladrón
Inge Landgut .... Elsie Beckmann
Es notable toparnos
de vez en vez con una película que, a pesar de sus limitados recursos
económicos y técnicos, resulta mucho más exitosa en su
narrativa que la mayor parte de las películas contemporáneas.
Cuando además de todo se trata de una película filmada hace
casi tres cuartos de siglo, la experiencia resulta no sólo notable,
sino sorprendente.
En alguna ocasión tuve oportunidadd de ver "M", pero tan
dañada que era difícil apreciar la maestría del director
alemán Fritz Lang y la extraordinaria cinematografía de Fritz
Agno Wagner. Ahora que la película ha sido restaurada por el Archivo
Cinematográfico de Munich, es posible apreciar por completo la resplandeciente
(y a la vez sucia) estética expresionista tan favorecida en esa época
y evidentemente adelantada a su tiempo. El estilo fílmico de "M",
al igual que el de "The Cabinet of Dr. Caligari" y "Metrópolis",
tienen mucho en común con el estilo actual de hacer cine. Las imaginativas
tomas, los rebuscados ángulos y la implacable fotografía ponen
al espectador en un estado de intranquilidad que emula el ya de por sí
perturbador argumento. Incluso los consabidos clásicos de los inicios
del cine, como "King Kong" y "El Fantasma de la Opera"
muestran su edad con sus simples emplazamientos y su edición lineal.
En Hollywood era el comienzo del cine como producto, con el potencial artístico
diluido para fácil consumo popular.
Mientras tanto, del otro lado del Atlántico, los cineastas europeos
buscaban nuevas y más novedosas formas de hacer cine, alejándose
cada vez más del estático "teatro filmado" y buscando
una voz propia... los albores de la narrativa cinematográfica, con
las herramientas comunes reinventadas a través de la sensibilidad de
artistas que reconocían el potencial del incipiente medio.
"M"
narra la persecución de un asesino de niños en la Alemania pre-nazi.
Está tenuemente basada en el auténtico caso de Peter Kürten,
"El Monstruo de Dusseldorf", quien entre 1913 y 1929 asesinó
brutalmente a hombres, mujeres y niños, en su esfuerzo por convertirse
en el peor criminal de la historia. Baste decir que su ídolo era Jack
el Destripador. En cualquier caso, "M" inicia con una perturbadora
toma: una niña camina alegremente por la calle, rebotando su pelota.
La cámara la sigue hasta una columna en la que hay un aviso "10,000
marcos de recompensa por la captura del asesino". Por el cartel nos enteramos
que un asesino ha estado matando niños aparentemente al azar. La policía
no ha podido capturarlo. Mientras leemos, la sombra de un hombre con sombrero
se proyecta sobre el aviso. Una voz masculina dice: "¡Qué
bonita pelota!". En otra parte de la ciudad, un ama de casa prepara la
comida, consultando el reloj frecuentemente, calculando cuándo llegará
su hija de la escuela. Evidentemente, nunca.
La
policía está al borde de la desesperación; el ayuntamiento
exige resultados, la gente clama por la aparente incompetencia de las autoridades.
Así, los esfuerzos de la policía se vuelven cada vez más
abusivos y autoritarios: inspección de casas a discreción, acoso
de ciudadanos sospechosos, diarias redadas de antros y sitios de reunión
del elemento criminal. Nada da resultado. "M" no es el tipo de película
que nos mantiene en suspenso sobre la identidad del asesino. Casi desde el
principio vemos al aparentemente inofensivo Franz Beckert examinándose
frente al espejo, tal vez practicando su cara de inocencia. Vemos también
como impulsivamente escoge a su próxima víctima. Parecería
que una segunda personalidad toma el control y como un autómata, Beckert
se convierte en un depredador.
Eventualmente la presión policiaca empieza a hacer estragos entre la
comunidad criminal, quien además de todo está indignada por
la suposición que un ser tan maligno como el asesino pudiera originarse
en sus filas. Así, en parte para "limpiar" su nombre y evitar
el celo policiaco y en parte para detener los asesinatos, el bajo mundo comienza
por su cuenta la cacería.
Eventualmente la costumbre de silbar la tonadita de "Peer Gynt"
delata a Beckert frente a los criminales. Así consiguen acorrarlarlo
en una fábrica, y mediante un ingenioso y elaborado plan, lo secuestran,
no para eliminarlo, sino para someterlo a juicio ante la comunidad criminal.
Una vez en el juicio, el aparentemente frío asesino pierde la compostura
y pide a gritos comprensión: "¡No puedo controlar esta parte
maligna de mi!" grita desesperado. El "jurado" criminal pide
su muerte, pero su "abogado" señala que Beckert es un ser
torturado, que no es responsable de sus actos. La película podría
terminar con un tono mucho más melancólico y amargo, pero el
director Fritz Lang eligió agregar un mensaje aleccionador y moralizante:
Debemos cuidar a nuestros hijos y protegerlos de todo peligro, incluyendo
monstruos como Beckert. Es fácil suponer que tal pegote fue agregado
por Lang para dar la idea de que su película era un Servicio Público
y no una feroz crítica del incipiente fascismo que germinaba en su
natal Alemania. De cualquier modo la película fue respetada por la
censura y se exhibió como advertencia a los padres, en beneficio de
al comunidad.
Eventualmente,
con el advenimiento del Reich, Lang huyó de Alemania y se instaló
en los Estados Unidos, donde prosiguió su labor como director de películas
del género noir. Pero aunque tal vez su obra más conocida sea
"Metrópolis", es indudable que "M", por su tema
y por su maestra ejecución, es el legado más valioso del fallecido
director. El genial Peter Lorre, que dió funesta vida al personaje
del asesino, también emigró a Hollywood, donde participó
en decenas de películas, "Casablanca", entre ellas. Y aunque
logró considerable reconocimiento como actor de carácter, quien
lo haya visto como el vulnerable criminal Franz Beckert difícilmente
lo recordará de otra manera.
"M" es una de las películas más representativas del
género expresionista alemán; las herramientas de lenguaje cinematográfico
y los temas de la narrativa siguen tan vigentes ahora como hace setenta años.
A diferencia de otras cintas pioneras del sonido, Lang supo cuando hacer hablar
a sus personajes y cuando dejar que el silencio subrayara las escenas de paranoia
e intolerancia que enmarcan la cacería humana de un monstruo asesino.
En mi opinión esta película es más valiosa como testimonio
del avance del cine que la multi-galardonada "Citizen Kane". Pero
sea como sea, pocas películas envejecen conservando el impacto y fuerza
de "M".