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Némesis
(Nemesis)
Imperial Entertainment, 1993
Dinamarca/Estados Unidos
95 minutos

Dirigida por Albert Pyun
Escrita por Rebecca Charles
Editada por Mark Conte y David Kern

Elenco:
Olivier Gruner ... Alex
Tim Thomerson ... Farnsworth
Merle Kennedy ... Max Impact
Marjorie Monaghan ... Jared
Brion James ... Maritz
Deborah Shelton ... Julian

Imágenes © 1993 Imperial Ent.

Allá por 1984 el escritor William Gibson publicó una humilde novela titulada "Neuromancer" y, casi sin proponérselo, cambió el rostro de la ciencia ficción. En ese entonces, aún bajo la pesada influencia de "Star Wars", la ópera espacial prevalecía como tema favorito de los escritores del género que, por talentosos que fueran, parecían obsesionados por seguir el bien conocido camino de los viajes interplanetarios, naves espaciales y alienígenas con bizarras costumbres. Por eso cuando Gibson, junto con otros visionarios (como Bruce Sterling y Neal Stephenson) propuso que la humanidad estaba viviendo ya en un mundo de ciencia ficción, alteró para siempre la interpretación de la literatura "futurista", y nos hizo ver que los rápidos cambios que experimentaba la cada vez más tecnificada sociedad ofrecían tantas posibilidades narrativas como el cansado paradigma de la exploración espacial. En otras palabras, el futuro es hoy.

Pero, como toda buena ciencia ficción, Gibson no enfocó sus siguientes novelas ("Count Zero", "Mona Lisa Overdrive", "Idoru", "Virtual Light", "All Tomorrow's Parties") en la tecnología misma. Autores (muy respetables) como Rudy Rucker se encargaron de explicar las tuercas y tornillos de ese "ciber-futuro", mientras que Gibson y los secuaces del incipiente sub-género literario apropiadamente llamado "cyberpunk", prefirieron examinar los cambios que acarreaba en la condición humana esa dependencia simbiótica que consumía (y consume) a la humanidad, de paso creando o redefiniendo conceptos que hoy son parte de la vida diaria, como "ciberespacio", "hacker" y la "vida virtual".

Pero, ¿qué tiene que ver William Gibson con la película "Némesis"?

Estrictamente hablando, nada. "Némesis" no está propiamente basada en algún libro o cuento corto de Gibson... pero eso no impide que sea una de las más fieles y dinámicas interpretaciones del mundo futuro que Gibson plasmó en sus novelas. Supongo que algunas personas le llamarían "plagio"... y quizás tengan razón. Pero me gusta tanto "Némesis" (noten que no estoy diciendo que sea convencionalmente "buena") que disculpo su evidente apropiación de ideas para crear un híbrido de acción, artes marciales y ciencia ficción que, para su tiempo, fue notablemente modesto y profético.

"Némesis" quizás no sea la más famosa película del director Albert Pyun, pero es sin duda una de las mejores... lo cual no es decir mucho. Desde la adolescencia admiro la obra de este menospreciado director, aunque comprendo (y merece) la casi universal crítica que ha recibido su filmografía.

Luego de trabajar como aprendiz del legendario Akira Kurosawa, Pyun (como muchos de los incipientes cineastas de su generación) dirigió incontables videos musicales y comerciales televisivos, para eventualmente probar suerte en el cine de explotación de los ochentas, cuando el mercado del video casero tomó el lugar del venerable autocinema y de los viejos cines independientes (aquellas "grindhouses" con las que Quentin Tarantino está obsesionado) como el principal consumidor de películas de explotación, que con sórdidos y crudos recursos trataban de atraer al público que buscaba algo distinto al homogéneo producto que se exhibía en los nuevos multi-cinemas.

Así Pyun empezó a ganar nombre con pobres pero dinámicas películas como "The Sword and the Sorcerer" (que aún logré ver en uno de esos enormes y anti-higiénicos cines de barrio), "Cyborg", "Dollman" y, por supuesto, "Némesis". Lo que todas estas películas tienen en común es un estilo rápido, agresivo, sumamente energético y una convicción que muestra que el director sabe lo que está haciendo. Si lo hace bien o mal, es debatible.

"Némesis", al igual que "Cyborg", es parte del sub-sub-género "ninjas contra robots". Bueno, quizás no son ninjas, y quizás no son robots, pero definitivamente vemos artistas marciales luchando por la supervivencia de la humanidad, o algo similar, en un futuro industrial o post-apocalíptico, donde la tecnología es la nueva religión que ha deshumanizado a la población al mismo tiempo que satisface sus más bajos instintos. O algo así.

La trama comienza con una fantástica balacera, en la que el experto policía Alex Rain (Olivier Gruner) persigue a un grupo de "terroristas" cuyos vagos crímenes aparentemente merecen ejecución instantánea. Pero son demasiados terroristas (cuya afiliación requiere guapas mujeres en minifalda y rudos atletas con enormes bíceps), y Alex termina atrapado en una violenta explosión que revela su esqueleto mecánico. Alex es un cyborg, y dentro de sus más grandes temores está el de perder su humanidad a cambio de los beneficios que le traen sus implantes cibernéticos.

Meses después, Alex ha sido "reparado" en una clínica gubernamental; pero, en vez de re-integrarse al servicio, decide renunciar e iniciar una carrera como contrabandista independiente. No obstante, el nuevo oficio termina repentinamente (de todas formas no iba muy bien) cuando Alex es secuestrado por sus antiguos jefes para realizar un último trabajo: ubicar y exterminar a otra ex-policía que se ha pasado al lado de los terroristas, y que tiene a su cargo una pieza de tecnología que podría definir la victoria para alguno de los bandos.

Alex tiene pocas opciones y decide aceptar la misión... después de todo, el siniestro Director Farnsworth (Tim Thomerson) le implantó una bomba en el corazón para evitar su fuga. Y así llega a un pueblo llamado Shang Loo, en la isla de Java, donde la ex-oficial Julian (Deborah Shelton) espera contactar a los terroristas para entregar el misterioso artículo. Cuando Alex finalmente la encuentra, se desatan más balaceras, cortesía de los agentes de Farnsworth. Y, en la confusión resultante, Alex Rain se entera de una enorme conspiración que amenaza a la humanidad entera... y que los terroristas luchan por prevenir. Entonces, el confundido ex-policía se da cuenta de que ha estado trabajando del lado de los villanos, y decide unirse a los "terroristas" para salvaguardar el preciado artículo tecnológico: una reconstrucción virtual de Jared (Marjorie Monaghan), quien posee toda la información necesaria para denunciar la conspiración y destruirla para siempre.

Quizás esta sinopsis suena confusa, pero Pyun confía en su público y no teme darle gran cantidad de información para seguir el argumento. Y, claro, para balancear las discusiones existenciales sobre el significado de la humanidad y la residencia del alma en un cuerpo casi totalmente mecánico, tenemos frecuentes escenas de acción muy bien orquestadas, que si bien copian desvergonzadamente el estilo de acción de Hong Kong (en aquel entonces establecido por John Woo, Tsui Hark, Ronnie Yu y demás maestros del nuevo cine asiático), aprovechan al máximo las locaciones naturales y urbanas, y muestran el carisma y dinamismo del protagonista.

Olivier Gruner fue en su momento aspirante a la corona de héroe secundario de acción que también buscaban Jean-Claude Van Damme, Steven Seagal, Mark Dacascos y quizás hasta Rutger Hauer. Obviamente su carrera no llegó a tales "alturas", quizás porque sus dotes de actor no se igualaban a las de los mencionados competidores (¡ouch!), pero aún así muestra suficiente carisma y presencia escénica. Además, Pyun imitó la estrategia que James Cameron empleó para dirigir a Arnold Schwarzenegger en "Terminator": usar un actor con poco rango de expresión en un papel de cyborg que se adapta perfectamente a la rigidez del actor.

Acompañando a Gruner en "Némesis" tenemos un auténtico desfile de eminentes actores clase "B": Tim Thomerson, igualmente diestro para la comedia y la acción, aparece como el villano Farnsworth, emulando al anti-héroe que interpretó en la serie de películas "Trancers", pero con más crueldad. El difunto Brion James ejercita un ridículo acento en la película, y se nota que disfruta intensamente su despreciable personaje de asistente del villano. Thom Matthews y un joven Thomas Jane complementan con aplomo la alineación de villanos robóticos. En el elenco femenino tenemos también a varios íconos del cine "B", desde la escultural Deborah Shelton (quien no es tímida para mostrar todos los músculos de su atlético cuerpo) hasta la chispeante Merle Kennedy en el papel de (¡háganme el favor!) Max Impact, obviamente copiado de la ubicua "Molly" que aparece en las novelas de William Gibson.

Siendo una película "cyberpunk", los efectos especiales de "Némesis" son mínimos y hay que agradecerlo, pues al final (buscando sin duda asombrarnos con una secuencia "espectacular") podemos apreciar efectos ópticos y de "stop motion" escandalosamente malos... incluso para una película de los ochentas (bueno, de 1993). Pero pasan rápidamente y, como el cine de ciencia ficción antiguo, "Némesis" no se fundamenta en ellos, sino en las avanzadas ideas que enarbola... mismas que copió de otras fuentes, pero al menos con mayor fidelidad y energía que cualquier otra película de tema similar.

Tal vez por su complejidad narrativa y por su bizantino estilo literario, pocos relatos de William Gibson se han convertido en películas (creo que "Johnny Mnemonic" y "New Rose Hotel" son las únicas), y aunque se han realizado abundantes imitaciones, sólo "Némesis" ha logrado alcanzar el frenesí, profundidad y audaces ideas de Gibson... aunque no sea una adaptación "oficial". No cabe duda que es una película "B" de bajísimo presupuesto y dudosas actuaciones... pero el innovador estilo visual de Pyun y el detallado libreto de Rebecca Charles compensan las múltiples limitaciones de "Némesis". la cual merece un lugar en los anales del cine de ciencia ficción dedicada no al espacio exterior, sino al mundo virtual interno, donde colisiona el espíritu humano y la inteligencia artificial... con un aderezo de artes marciales.

Pablo del Moral

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