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The Quick and the Dead
(The Quick and the Dead)
Tri-Star Pictures, 1995
107 minutos

Dirigida por Sam Raimi
Escrita por Simon Moore
Editada por Pietro Scalia

Elenco:
Sharon Stone .... Ellen
Gene Hackman .... John Herod
Russell Crowe .... Cort
Leonardo DiCaprio .... Kid
Keith David .... Clay Cantrell
Lance Henriksen .... Ace Hanlon
Pat Hingle .... Horace
Gary Sinise .... Alguacil

Imágenes © 1995, Tri-Star Pictures

No soy muy aficionado al "western", probablemente porque ese género estaba casi extinto cuando comencé a apreciar el cine en mi infancia. Sin embargo, es innegable que varias películas han intentado revivirlo con cierto éxito, usualmente añadiendo algún elemento nuevo, con la esperanza de que el añejo cine "de vaqueros" encuentre nuevos valores y niveles narrativos adicionales. Los ejemplos obvios son "Silverado" (1985), "Unforgiven" (1992) y "Tombstone" (1993), por no mencionar la bizarra serie televisiva "The Adventures of Brisco County Jr." (1993) que diestramente, y con mucho humor, mezclaba ciencia ficción con el viejo oeste.

Y cabalgando en las últimas huellas de ese "revival", el brillante director (entonces de culto) Sam Raimi decidió probar suerte en el género, filmando "The Quick and the Dead" (1995), en la que trató de combinar su frenético e hiper-real estilo con una trama que combina los clásicos elementos del género: pueblos polvorientos, héroes, villanos... y muchos duelos entre pistoleros.

La historia no evoca precisamente las películas de vaqueros de John Wayne. En vez de ello, Raimi prefiere rendir homenaje a los "spaghetti westerns" de Sergio Leone, siguiendo su clásica estructura: un anónimo pistolero llega a un pueblo sojuzgado por un villano, y luego de cruentas balaceras, el anti-héroe derrota al villano y abandona el pueblo, cabalgando por el desierto rumbo al horizonte.

En el caso de "The Quick and the Dead", Raimi da un giro a esa estructura, haciendo que su protagonista sea una mujer y rodeándola de personajes que emulan los clichés del género, pero que simultáneamente se sienten frescos gracias al hábil elenco y a la increíblemente estilizada dirección de Raimi.

La película comienza con la llegada de Ellen (Sharon Stone) al polvoriento y minimalista pueblo de Redención, ubicado en algún lugar del viejo oeste norteamericano (la película se filmó en Arizona, aunque la ambientación sugiere que la trama se desarrolla cerca de la frontera mexicana, quizás en California, Nuevo México o Texas).

Junto con Ellen llegan varios criminales de cierta reputación, pues el cacique del pueblo, el amoral y despiadado John Herod (Gene Hackman), organiza periódicamente un torneo de pistoleros, con una jugosa recompensa para el ganador. Sin embargo, Ellen no participa por dinero... en el pasado, Herod fue indirectamente responsable por la muerte del padre de la mujer, y ahora, entrenada en el uso de la pistola, Ellen busca venganza...

Entre los pistoleros que ingresan al concurso hay varios pintorescos personajes, como el arrogante Ace Hanlon (Lance Henriksen), el mercenario Sargento Cantrell (Keith David) y el hijo de Herod, simplemente conocido como Kid (Leonardo DiCaprio). Pero uno de los concursantes es obligado a participar... Cort (Russell Crowe) solía ser compañero criminal de Herod, pero eventualmente se arrepintió de su estilo de vida y renunció a toda violencia, convirtiéndose en predicador. No obstante, Herod no tolera que lo contradigan, y a la fuerza obliga a Cort a romper su juramento, defendiendo su vida en el torneo de pistoleros.

Y así se desarrolla la película, con múltiples enfrentamientos en los que van aflorando las auténticas motivaciones de algunos participantes: Ace Hanlon resulta haber mentido sobre su fama; el Sargento Cantrell recibió dinero por matar a Herod en un duelo; Kid busca la aceptación y respeto de su padre. Y conforme se reduce el número de participantes, se vuelve inevitable el enfrentamiento entre Herod, Cort y Ellen, quien ha desarrollado cierto interés en el predicador pistolero. Pero cuando finalmente la suerte decide que ambos se enfrenten en duelo, los dos rehúsan disparar. Herod les advierte que si no siguen las reglas del duelo, ambos morirán a manos de sus esbirros, y llega el momento de la decisión... los contrincantes desenfundan rápidamente, y uno de ellos termina en ensangrentado en el polvoriento suelo...

Afortunadamente ahí no termina la película... aún falta el épico final que ignora toda modestia y se convierte en una aparatosa y tremendamente satisfactoria lucha entre héroes y villanos... tal como requiere el género.

La queja más común contra "The Quick and the Dead" es que contiene demasiado estilo y poca sustancia. Supongo que es válido decir eso, pues el tenue y predecible argumento de venganza parece servir sólo como marco para montar todos los duelos posibles y filmarlos con exceso de estilo y floritura visual. Lo que en algunas películas se guardaba para el excelso clímax, en "The Quick and the Dead" se convierte en los bloques de su estructura, ofreciendo múltiples encuadres, dinámicas y resultados en el clásico duelo entre pistoleros.

Y mucho he escrito en este sitio en contra de la práctica moderna de emplear estilo e imagen como reemplazo de una sólida narrativa, pero esta vez tengo que tragar mis palabras y aceptar que tan sólo por su desempeño visual y por el modo como combina la estética "western" con las más dinámicas y modernas técnicas cinematográficas, "The Quick and the Dead" es una experiencia delirante y muy satisfactoria.

Sin embargo, no es lo único que ofrece.

Decir que esta película no tiene contenido sólido es injusto para el excelente elenco, que con material ciertamente débil, logra actuaciones detalladas, creíbles y enormemente entretenidas. Sharon Stone quizás es quien menos luce, pues su papel de estoica pistolera no le da mucho terreno para grandes despliegues histriónicos. Sin embargo, hay que apreciar los detalles con los que enriquece su personaje. Como ejemplo puedo mencionar la reacción que muestra cuando se enfrenta a su primer contrincante en el torneo... su sorpresa por haberlo vencido transmite perfectamente su inseguridad, y acentúa el terror que debe sentir cuando se da cuenta de que realmente tiene posibilidades de enfrentarse a Herod.

Desafortunadamente Sharon Stone ganó fama como mero símbolo sexual, y por eso se antoja posible que si aceptó trabajar en "The Quick and the Dead" (no sólo frente a las cámaras, sino como co-productora), fue para validarse como actriz y probar material que no explotara su imagen de mujer guapa pero vacía.

También tenemos a Russell Crowe, en uno de sus primeros papeles en cine norteamericano, casi una década antes de que ganara fama y fortuna por cintas como "Gladiator" y "A Beautiful Mind". Ya desde "The Quick and the Dead" Crowe se perfila como un actor privilegiado, manteniendo perfectamente el balance entre hábil pistolero y arrepentido predicador, especialmente en sus confrontaciones con Ellen.

Algo similar podríamos decir de Leonardo DiCaprio. Aunque ya era reconocido por la crítica como un talentoso actor joven (gracias a su extraordinario trabajo en "What's Eating Gilbert Grape", de 1993), aún faltaba un año para que, en 1996, DiCaprio ganara fama mundial en "Romeo+Juliet". Sin embargo, en "The Quick and the Dead" aún lo podemos ver como un buen actor, y no como una estrella de cine, con el que quizás sea el papel más llamativo de la película. Como Kid, un joven y experto pistolero, DiCaprio encuentra el punto justo entre exuberante arrogancia y simpatía juvenil, y sus exclamaciones de "¡Qué rápido soy!" y "¿Se puede mejorar mi perfección?" no resultan irritantes, sino graciosas.

Y no hay que olvidar al elenco de apoyo, que incluye fantásticos actores de carácter, como Lance Henriksen, Keith David y Pat Hingle. Aunque sus participaciones sean cortas, encuentran el modo de resaltar, y la película mejora por su mera presencia.

Pero lo mejor para el final... es redundante decir que Gene Hackman es uno de los mejores actores contemporáneos. Yo incluso lo considero superior a la mayor parte de los íconos modernos, como Robert DeNiro y Dustin Hoffman, pues además de ser más selectivo con los proyectos en los que participa, Hackman tiene igual credibilidad en cualquier papel que interprete, desde comedias (como "Heartbreakers") hasta dramas ("Under Suspicion"), y su mera persona transmite una gravedad y compromiso que eleva automáticamente hasta la peor película. Creo que de los actores vivos que aún trabajan, sólo podría decir lo mismo de Michael Caine. Y quizás de Morgan Freeman.

Para fanáticos de Sam Raimi, no hay nada que decir... "The Quick and the Dead" es la última película de su etapa "juvenil", antes de buscar (quizás erróneamente) mayor legitimidad dramática con cintas como "A Simple Plan" y "The Gift" (tratemos de olvidar "For Love of the Game"), y mucho antes de alcanzar status de titán hollywoodense con "Spider-Man" y su excelente secuela. Pero en "The Quick and the Dead", vemos el punto óptimo de la carrera de Raimi, aún con el entusiasmo de producir cine vistoso y entretenido, pero con la suficiente madurez para saber controlar las técnicas y estilo que empezó a desarrollar en la seminal "Evil Dead" y sus secuelas. E incluso en la injustamente ignorada "Crimewave", de una década atrás (de 1985, también conocida como "Broken Hearts and Noses" y "The XYZ Murders").

Ojalá que el éxito de las mencionadas "Spider-Man" y "Spider-Man 2" renueven el interés por las obras tempranas de Raimi, y den el respeto que por largo tiempo se ha negado a "The Quick and the Dead". Tal vez no sea una gran película, pero su dinamismo visual, excelentes actuaciones e icónico argumento la hacen muy entretenida y satisfactoria. No quiero decir "da en el blanco", pero... ya lo hice.

Pablo del Moral

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