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The Wicker Man
(The Wicker Man)
British Lion Film, 1973
99 minutos

Dirigida por Robin Hardy
Escrita por Anthony Shaffer
Editada por Eric Boyd-Perkins

Elenco:
Edward Woodward .... Sgto. Neil Howie
Christopher Lee .... Lord Summerisle
Diane Cilento .... Srita. Rose
Britt Ekland .... Willow
Ingrid Pitt .... Bibliotecaria
Lindsay Kemp .... Alder MacGregor

Imágenes © 1973 British Lion Film

Aunque los estudios Hammer Films y Amicus ostentan la mayor fama como promotores del terror en Gran Bretaña durante las décadas de los sesentas y setentas, una de las mejores películas de ese género y de esa época pertenece a humilde compañía llamada British Lion. No obstante podría decirse, con mucha razón, que "The Wicker Man" no es una película de terror. De hecho, el director Robin Hardy ha dicho que el género que mejor le sienta es "musical". Supongo que cada persona pensará algo distinto.

"The Wicker Man" es quizás la cinta británica más icónica de los setentas y forma un retrato de la época, con abundante subtexto debajo de su ya controversial historia. Y por si fuera poco, presenta también una ligera, pero intrigante discusión sobre religión comparativa, atreviéndose a hacer cierta mofa del cristianismo... y todo eso dentro de una historia sólida con un final legendariamente inesperado y sorprendente.

La cinta comienza con la llegada del Sargento Neil Howie (Edward Woodward) a la isla de Summerisle, en la costa suroeste de Escocia. Aparentemente Howie recibió un reporte anónimo sobre la desaparición de la niña Rowan Morrison (Geraldine Cowper), y pretende investigar a fondo, hasta descubrir el paradero de la joven. Pero desde los primeros momentos el Sargento encuentra constantes obstáculos, debido a las oblicuas respuestas de los isleños que interroga. Al principio todos niegan conocer a Rowan, pero cuando Howie encuentra evidencia innegable de su presencia en la isla, le informan que la niña está sepultada. Entonces, Howie pide permiso a Lord Summerisle (Christopher Lee) para desenterrar la tumba de Rowan, donde posteriormente encuentra... el cadáver de un conejo. Lord Summerisle le explica que esa es la forma que ha tomado el espíritu de Rowan, y paulatinamente el Sargento (moralmente rígido y devotamente cristiano) se da cuenta de que la isla de Summerisle está habitada exclusivamente por paganos que adoran a los antiguos dioses celtas. Escandalizado por las prácticas de esta religión (entre las que se encuentran abundante desnudez y adoración de símbolos fálicos), el Sargento Howie decide marcharse a Gran Bretaña y regresar después con autoridades superiores, que restaurarán el "orden" a la isla. Pero, en el último momento, Howie sospecha que los isleños quieren alejarlo para que no vea lo que ocurrirá en el Festival de Mayo, donde tradicionalmente se hacen sacrificios a los antiguos dioses...

Entonces Howie se da cuenta de la situación: Rowan está viva, pero está destinada a ser el sacrificio humano del ritual pagano. Para evitarlo, el valeroso Sargento suplanta a un isleño en el desfile de disfraces que comienza el festival, y acompaña a los paganos hasta el sitio del sacrificio, donde ve a la asustada Rowan. La búsqueda ha concluido... en más de un sentido.

La confusión de géneros que inspira "The Wicker Man" quizás provenga de que el guionista Anthony Shaffer quiso subvertir el concepto contemporáneo de las películas de terror; bañado en sangre, vampiros y monstruos, el terror británico estaba estancándose (como clara muestra se podría señalar la cinta de Hammer Films "Dracula 1972 A.D.") en cómodos clichés y personajes arcaicos. Entonces, como rebelión contra todo eso, Shaffer decidió crear una historia sin sangre ni violencia, pero con un definitivo ángulo fantástico. Y cuando a eso se añadió el gusto por los musicales del director Robin Hardy, el resultado fue una inusual película que igualmente podría considerarse como terror, drama, comedia negra y musical.

Por cierto, el aspecto musical está perfectamente integrado a la trama, y ocurre en forma de coplas y rimas con las que los isleños acompañan sus rituales, desde un inocente juego infantil hasta una intensa seducción, donde la guapa Willow (Britt Ekland, en la escena más memorable de la película) trata de atraer al estoico Sargento Howie. No obstante, y en mi humilde opinión, es la canción infantil la que mejor engloba el mensaje de la película, y la que perfectamente ilustra la ideología pagana, basada en ciclos naturales y no en arbitrarias figuras divinas: "En el árbol había una rama, y en la rama había un nido, y en el nido había un huevo, y en el huevo había un pájaro, y en el pájaro había una pluma, y en la pluma había una cama, y en la cama había una mujer, y en la mujer había un muchacho, y en el muchacho había una semilla y en la semilla había un hombre, y en el hombre había una tumba, y en la tumba había un árbol, y en el árbol había una rama..."

Si bien "The Wicker Man" no presenta una religión específica, sus principios paganos siguen de cerca las antiguas ideologías celtas, druidas e incluso la moderna Escuela Wicca. Pero no por ello es necesariamente anti-cristiana; simplemente propone la validez de diversas opiniones y costumbres, presentando al Inspector Howie como cerrado e inflexible, cuya devoción es peligrosamente cercana al fanatismo, y a la intolerancia que ello implica. Sin embargo, otras personas han dicho que "The Wicker Man" es en realidad una denuncia del extremismo religioso: tan equivocado está Howie con su intolerancia, como los paganos con sus extremos sacrificios. Pero desde cualquier punto de vista, y bajo cualquier intención, es indudable que "The Wicker Man" es una película de devastador impacto y memorable resolución.

El económico guión logra crear un interesante misterio alrededor de la niña desaparecida, y cuando por fin llega el inolvidable final, nos damos cuenta de que es indiscutiblemente lógico y consistente con todo lo que hemos visto. Por eso quizás la película se disfruta más la segunda vez, pues se pueden apreciar mejor las pistas y giros que llevan a la inevitable conclusión. Además, la riqueza visual de la película, filmada en fantásticas locaciones, llena el ojo con detalles minúsculos, pero indispensables para crear un mundo etéreo y fantástico... pero genuinamente peligroso.

El elenco realiza un trabajo estupendo, con Edward Woodward (más conocido por su trabajo, años después, en la serie televisiva "The Equalizer" - El Justiciero) como el implacable Sargento Howie. Se rumora que el director ofreció el papel al veterano del terror Peter Cushing, lo cual hubiera sido simplemente fantástico, pero la elección de Woodward es igualmente sólida, al presentar un actor de carácter serio, que subraya la sobriedad del personaje. También se rumora que Christopher Lee (cuya carrera se solidificó con sus múltiples apariciones en las cintas de Hammer Films, pero que será más conocido para las audiencias modernas por sus participaciones en la nueva trilogía de Star Wars como el Conde Dooku, o como Saruman en la trilogía de El Señor de los Anillos) trabajó gratis para "The Wicker Man", y hasta la fecha la señala como la mejor película en la que participó. De hecho, fueron los esfuerzos y la influencia de Lee lo que consiguió que "The Wicker Man" tuviera mayor difusión, pues el estudio British Lion tenía muy poca fe en la obra, ¡hasta el punto de dejar que parte del negativo original fuera destruido! Afortunadamente el productor norteamericano Roger Corman consiguió (de algún modo) una copia completa, y es así como podemos hoy en día disfrutar de la versión original de 102 minutos. Aunque, francamente, la versión de 88 minutos que se estrenó en 1973 es casi perfecta por sí misma.

Acompañando a Lee y Woodward aparece un trío de actrices icónicas en el género: Britt Ekland ("Asylum", "Endless Night"), Diane Cilento ("Z.P.G.", "Spell of Evil") y la inigualable Ingrid Pitt ("The Vampire Lovers", "The House That Dripped Blood"). Pero, igualmente desafiando las expectativas del público, todas aparecen como simples mujeres de la isla: la hija del hostelero, la maestra de escuela, y la bibliotecaria. Muy apropiado para la película de terror que no es de terror.

Con el paso de los años, "The Wicker Man" se ha convertido en leyenda, en parte por la escabrosa historia de su realización, en parte por su irreverente intención, y en gran parte por su excelente equipo creativo, tanto al frente como detrás de las cámaras. Su engañosamente simple historia oculta gran significado (particularmente para esta época de fanatismo religioso e intolerancia social), por lo que es indispensable para todo aficionado al cine fantástico, a las películas de culto, o simplemente al buen cine mundial. Quizás algunos elementos de su trama parezcan ahora producto de la cultura "hippie", pero el mensaje ha trascendido a su época, y sigue teniendo igual validez e impacto que en su estreno, hace más de treinta años. Esperemos que su lanzamiento en DVD logre que este clásico obtenga la difusión que merece, y que una nueva generación reciba su poderoso mensaje. Y, de paso, que se enamoren de Britt Ekland.

Imágenes cortesía de Steve's Web Page

Pablo del Moral

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