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Black Snake Moan
(
Black Snake Moan)
Paramount Classics, 2007
Estados Unidos, 115 minutos

Dirigida y escrita por Craig Brewer
Editada por Billy Fox

Elenco:
Samuel L. Jackson ... Lazarus
Christina Ricci ... Rae
Justin Timberlake ... Ronnie
S. Epatha Merkerson ... Angela
John Cothran Jr. ... Reverendo R. L.

Imagen © 2007 Paramount Classics

Hace un par de años la película "Hustle and Flow" fue una gran sorpresa. Yo esperaba una predecible historia de ascenso a la fama en el mundo del rap, y en vez de eso resultó ser una intensa fábula de redención a través del impulso creativo, auxiliada por una buena banda sonora y excelentes actuaciones. Ahora el director Craig Brewer, habiéndose establecido como un cineasta cuya imprudente audacia está definitivamente respaldada por gran talento, nos ofrece otra inclasificable película que de nuevo retrata a un grupo de personajes falibles y derrotados, que de algún modo encuentran esperanza y fortaleza en su mutua presencia.

"Black Snake Moan" se desarrolla en un pequeño pueblo de Tennessee, estado sureño de los Estados Unidos. En esa comunidad rural de bajos recursos, limitada cultura y rampante vicio conocemos a Lazarus (Samuel L. Jackson), ex-músico de blues venido a menos y atrapado por la seria depresión que le causó su divorcio. Al mismo tiempo la frágil y perturbada joven Rae (Christina Ricci) se despide de su novio Ronnie (Justin Timberlake), quien parte, lleno de ansiedad, a su entrenamiento en el Ejército.

Uno de los problemas de Rae es la ninfomanía compulsiva que la hace buscar compañía masculina a las pocas horas de haberse despedido de Ronnie. Las cosas no funcionan como ella esperaba, y termina abandonada, golpeada e inconsciente en una vereda rural, donde la encuentra Lazarus. Entonces, reconociendo los problemas de la joven y movido por una compasión que podría sacarlo de su depresión, decide ayudar a Rae a mejorar su vida... aunque sea por métodos altamente inusuales.

En el papel de Lazarus (jo, jo, qué sutil) Samuel L. Jackson entrega su mejor actuación en años. Verlo tanto tiempo como el clásico tipo duro en películas de acción me había hecho olvidar que es capaz de interpretar papeles complejos, a la vez fuertes y sensibles, repletos de detalle y cuidadosas expresiones. Lo mismo se pude decir de Christina Ricci, que ha pasado una buena parte de su carrera tratando de escapar el estigma de actriz infantil. Y ahora veo que lo que hacía falta no eran sus apariciones en bikini en "Ally McBeal", ni sus gratuitos desnudos en "Prozac Nation", sino un papel bien escrito en una película que no teme crear controversia ni destruir las expectativas de su audiencia.

El elenco secundario también merece mención, desde S. Epatha Merkerson como la afable farmacéutica que podría tener interés romántico en el viejo músico de blues, hasta John Cothran Jr. como un reverendo tradicionalista en su fe, pero innovador en la tolerancia que muestra a los miembros de su iglesia. El popular cantante Justin Timberlake tiene un decente desempeño como el neurótico soldado Ronnie; no es una actuación notable, pero funciona dentro de los parámetros de la película, y es definitivamente mejor que la de otros ídolos pop que han tratado de hacer la dolorosa transición a la actuación.

Hablando de música, también destaca la banda sonora de "Black Snake Moan" (cuyo nombre es incluso el de una canción tradicional sureña). El blues que acompaña cada escena de la película no es el accesible blues "comercial" de Fats Domino y Chuck Berry, sino el nostálgico e intensamente emotivo canto de un pueblo encadenado. Sobra decir que, al igual que ocurrió en "Hustle and Flow", la catarsis emocional de la música contribuye a la recuperación de ambos protagonistas.

Habiendo dicho todo eso, debo señalar que "Black Snake Moan" no resulta del todo satisfactoria, pues aunque incluye brutales momentos de feroz intensidad y potentes emociones, a fin de cuentas el resultado es demasiado simple y abrupto. Está muy bien escrita, y aplaudo su audacia, pero una resolución tan convencional difícilmente justifica los extraños caminos que tomaron los personajes a lo largo de la escabrosa narrativa. A pesar de ello creo apto recomendarla con entusiasmo (aunque me gustó más la mencionada "Hustle and Flow") tan sólo por su exuberante estilo, su valiente originalidad (al menos hasta antes del final) y en especial por las implacables actuaciones de Jackson y Ricci. No cabe duda que Craig Brewer se consagra como uno de los más interesantes directores contemporáneos, libre de las cadenas de Hollywood y siempre dispuesto a seguir a sus personajes por los inusuales caminos que sugiera su creatividad. Claro, siempre y cuando vayan acompañados por buena música.

Calificación: 8

Pablo del Moral

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