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Bourne: El Ultimátum
(
The Bourne Ultimatum)
Universal Pictures, 2007
Estados Unidos, 111 minutos

Dirigida por Paul Greengrass
Escrita por Tony Gilroy, Scott Z. Burns y George Nolfi, basados en la novela de Robert Ludlum
Editada por Christopher Rouse

Elenco:
Matt Damon ... Jason Bourne
Julia Stiles ... Nicky Parsons
David Strathairn ... Noah Vosen
Scott Glenn ... Ezra Kramer
Paddy Considine ... Simon Ross
Albert Finney ... Dr. Hirsch
Joan Allen ... Pamela Landy

Imagen © 2007 Universal Pictures

Honestamente no me entusiasmaba mucho esta tercera parte de la moderadamente exitosa serie basada en las novelas de Robert Ludlum. Me agrada que aborden el género de espías con mayor sobriedad y realismo que las fantasías adolescentes de James Bond, pero he encontrado sus argumentos repetitivos y poco interesantes... por no decir lo mismo de sus personajes. Sin embargo, "Bourne: El Ultimátum", es una rara tercera parte que se siente fresca y relevante... aunque su argumento siga siendo igualmente simple y arbitrario.

"Bourne: El Ultimátum" comienza poco tiempo después del final de "The Bourne Supremacy": el protagonista Jason Bourne (Matt Damon) sigue tratando de resolver el acertijo de su pasado y, tras sus previas aventuras, parece acercarse cada vez más al final de su búsqueda. La mejor pista que ha obtenido son las notas de un reportero que escribía un revelador artículo sobre la CIA, donde podrían ocultarse ciertos detalles de su vida pasada. Esa pista lleva al hábil espía por varias pintorescas locaciones, desde Roma hasta España, donde encuentra a Nicky Parsons (Julia Stiles), cuyo previo contacto la convirtió en posible aliada de Bourne. Pero el fugitivo necesitará toda la ayuda posible, ya que Noah Vosen (David Strathairn), el implacable director adjunto de la CIA, hará hasta lo imposible por eliminarlo para siempre.

Cierto, el argumento es similar al de las cintas anteriores, pero podría justificarse diciendo que es una auténtica continuación de las aventuras de Bourne; y, siendo tan específica su misión y tan metódico su avance, puede esperarse una cierta repetición en la fórmula: persecución - nueva pista - traslado a otra ciudad; otra persecución - otra nueva pista - otra nueva ciudad... etcétera.

Afortunadamente el director Paul Greengrass (quien nos impresionó a muchos con su tensa y realista cinta "United 93") entiende que la serie "Bourne" no está fundamentada en el ingenio de sus libretos, sino en la fuerza de sus personajes. Y, con excelentes actores dispuestos a invertir gran intensidad hasta en las más simples escenas, la mitad del trabajo está resuelto. Matt Damon prosigue con su desarrollo de Bourne, una máquina asesina con conciencia y feroz determinación. Es un papel engañosamente simple en la página escrita, pero cobra vida gracias a Damon, cuya minimalista interpretación transmite todo lo que hace falta saber sobre el misterioso personaje. Los siempre confiables David Strathairn y Joan Allen apoyan al protagonista en ambiguos papeles que expresan de manera sutil, pero realista, la presión que ejerce en ellos su ambigüedad moral... ¿son villanos por hacer cosas malas en aras de la seguridad de su país? ¿O son héroes atormentados por las duras decisiones que deben tomar?

Complementando ese ilustre elenco tenemos un trío de veteranos actores de carácter cuya mera presencia da más credibilidad y peso a la cinta; Albert Finney, Scott Glenn y Paddy Considine quizás tienen poco tiempo en pantalla, pero es un placer verlos hacer lo suyo con enorme gravedad no exenta de humor. Quizás sólo Julia Stiles se siente demasiado frívola e intrascendente, pero no es exclusivamente su culpa, sino del guión que sólo la emplea como una conveniente coincidencia para ayudar al protagonista.

Lo cual me lleva a los pequeños problemas del guión. Ese tipo de "convenientes coincidencias" ocurren con demasiada frecuencia, y aunque se podrían pasar por alto en una cinta más genérica, en "Bourne: El Ultimátum" llaman la atención por contrastar negativamente con la dinámica narrativa que, en sus mejores momentos, no requiere tanto artífice para avanzar la historia. Menos perjudicial, pero un poco irritante, es la mencionada fórmula de la trilogía; podrá funcionar en el contexto de las novelas, pero en el cine (ya comprimida y simplificada) resulta demasiado modular, con bloques prefabricados de acción-diálogo-introspección que se sienten como excusas para cambiar de locación. En eso se parece un poco a las películas de James Bond... lo cual de ninguna manera es un halago.

No obstante, la genial dirección de Greengrass logra que sea fácil olvidar esas fallas. Su estilo semi-documental es muy dinámico y visceral, pero sin caer en la confusión de aquellas cintas que consideran una frenética cámara como el pináculo de la creatividad. La cámara de Greengrass es ciertamente inquieta, pero la acción es clara y comprensible, complementando el tono de cada escena en vez de parecer un truco por crear tensión en escenas sosas. Esa misma sensibilidad impide que Bourne se convierta en un héroe sobrehumano (al estilo de John McClane en "Duro de Matar 4.0"), manteniendo su vulnerabilidad (y, por lo tanto, el suspenso) hasta en las más extremas secuencias de acción. Y, finalmente, merece también mención la palpitante música de John Powell, que subraya la urgencia y ansiedad que experimentan los personajes... y el público.

No esperaba mucho de esta película, pero la fuerza del elenco secundario y la diestra dirección de Greengrass la convirtieron en una agradable sorpresa, no tan espectacular como otras "películas evento" recientes, pero definitivamente más intensa y entretenida. Con un guión más sólido y profundo hubiera llegado a ese raro estrato ocupado por las joyas del cine de acción (como la original "Die Hard" y "The Killer"), pero aún en su modesta forma actual resulta una recomendable experiencia para seguidores del género... e incluso para detractores que hayan sufrido malas experiencias a manos de los Michael Bays y Neal Moritzes del cine moderno. Paul Greengrass nos muestra que, con el talento apropiado al frente y detrás de las cámaras, hasta una historia simple y repetitiva puede convertirse en una película emocionante y divertida. Pero creo que no muchos de sus colegas lo comprenderán.

Calificación: 8

Pablo del Moral

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