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Kontroll
(
Kontroll)
Café Film, 2003
105 minutos

Dirigida por Nimród Antal
Escrita por Jim Adler y Nimród Antal
Editada por István Király

Elenco:
Sándor Csányi .... Bulcsú
Zoltán Mucsi .... Profesor
Csaba Pindroch .... Muki
Sándor Badár .... Lecsó
Zsolt Nagy .... Tibi
Bence Mátyási .... Bootsie
Gyözö Szabó .... Shadow
Eszter Balla .... Szofi

Imagen © 2003 Café Film

A pesar de tener mis raíces ancestrales en ese país, creo que "Kontroll" es la primera cinta húngara que veo, y afortunadamente ha resultado ser una experiencia de inusual belleza y precisa emoción.

El argumento de la película es elegante en su simpleza, centrándose en un equipo de cinco "controladores" del tren subterráneo en Budapest, cuya labor consiste en comprobar que los pasajeros tengan los boletos o pases apropiados. Desafortunadamente estos controladores no disfrutan del respeto del público, y por ello se ven constantemente en situaciones tensas o frustrantes. Y para empeorar la situación, sus jefes están preocupados por el elevado número de suicidios que recientemente han ocurrido en el tren subterráneo, aunque Bulcsú (Sándor Csányi), un avispado controlador con un pasado misterioso, sospecha que quizás no sean realmente suicidios, sino crímenes de una misteriosa figura que empuja a los pasajeros sobre la vía del tren. Y así, entre los misterios y miserias (y quizás romances) del tren subterráneo, los controladores viven sus precarias vidas.

Aunque esta sinopsis puede sonar como un deprimente drama sobre las clases bajas de la sociedad húngara, en realidad "Kontroll" tiene abundantes elementos de comedia, misterio y un onírico tono que recuerda en ciertos momentos la obra de David Lynch, aunque con un humor mucho más mordaz y entusiasta. De hecho, si quisiera hacer comparaciones, diría que "Kontroll" se asemeja en tono y estilo con "After Hours", de Martin Scorsese. El argumento es totalmente distinto, pero ambas evocan ese particular estado mental que combina confusión y lucidez en iguales proporciones, mostrándonos el mundo de forma a la vez prosaica y compleja, con un tinte etéreo que puede rápidamente variar entre agradable sueño y horrible pesadilla.

Pero, a fin de cuentas, lo mejor de "Kontroll" es el retrato que hace de una subcultura que, estando aislada de la sociedad "normal", empieza a transformar su particular realidad, adaptándose a las circunstancias y creando situaciones y costumbres que podrían resultar extrañas para el resto de la población, pero que de algún modo funcionan dentro de su idiosincrático universo.

"Kontroll" es una película de muchos niveles, y al mismo tiempo que podemos reír con sus excéntricos personajes y emocionarnos con sus escenas de acción (como una tensa carrera en las vías del tren), también podemos cavilar sobre las posibles interpretaciones que puede tener la película, realizada por completo en el subsuelo de Budapest. Y al ser partícipes por un momento de ese frío y oscuro mundo, quizás podamos apreciar más nuestra diaria existencia, o al menos entender las razones de quienes la repudian.

Desde el punto de vista técnico, la cinta es sobresaliente. Quizás puede parecer víctima de sus escasos recursos, pero en realidad la fría cinematografía y las severas locaciones aportan un aire de realismo que contrasta y subraya el tono surreal de la película, que va acentuándose conforme avanza la trama, de tal forma que para cuando llega el final no estamos seguros si estamos viendo la "realidad", o un sueño del protagonista, o simplemente una hermosa metáfora visual que el director ha elegido para concluir la historia de forma triste pero optimista.

"Kontroll" es una rara y estimulante experiencia fílmica que camina con aplomo sobre esa delgada línea entre drama humano y mórbida comedia, teniendo éxito en ambos campos, pero sin comprometerse con ninguno. El trabajo de los actores es brillante, y la dirección de Nimród Antal es firme y llena de energía. Puedo recomendar con toda confianza esta película, especialmente para audiencias cansadas de las trilladas fórmulas del cine contemporáneo. Quizás "Kontroll" sea una película "de arte", pero es perfectamente asimilable, entretenida y graciosa, ignorando toda la solemnidad y las pretensiones que frecuentemente hunden a películas de ese tipo. Y, por extraño que parezca, me ha hecho apreciar más el trabajo de la gente que labora en el tren subterráneo de mi ciudad.

Calificación: 10

Pablo del Moral

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