Dirigida y escrita por Lars von Trier
Editada por Bodil Kjærhauge y Molly Marlene Stensgård
Elenco:
Bryce Dallas Howard .... Grace Mulligan
Isaach De Bankolé .... Timothy
Danny Glover .... Wilhelm
Willem Dafoe .... Padre de Grace
Jeremy Davies .... Niels
Lauren Bacall .... Mam
Chloë Sevigny .... Philomena
Jean-Marc Barr .... Sr. Robinsson
Udo Kier .... Sr. Kirspe
¡Qué afortunados somos de que haya cineastas tan sabios y valerosos como Lars von Trier! ¿Quién más se hubiera atrevido a decir que la esclavitud es mala?
Bueno, estoy simplificando demasiado, pero también lo hace von Trier, de modo que estoy en buena compañía.
Al igual que "Dogville", "Manderlay" es una alegoría política y social tan obvia, simple y transparente que casi se siente infantil. Evidentemente von Trier odia a los Estados Unidos y ha elegido dedicar su discutible talento para denunciar los defectos de ese país y, hasta cierto punto, de la humanidad entera.
Esta vez le toca el turno a la esclavitud y a la injusticia social que han sufrido los individuos de raza negra incluso después de su liberación y de la abolición de la esclavitud. Pero en un nivel más sofisticado, también es una denuncia de la imposición de autoridad y valores sobre culturas que no necesariamente las comparten. ¿Es eso racista? Lo ignoro.
"Manderlay" se desarrolla también en la década de los treintas y comienza prácticamente donde "Dogville" termina. Grace (esta vez interpretada por Bryce Dallas Howard) viaja con su padre, un prominente mafioso, y se detienen en un pequeño pueblo del estado sureño de Alabama, llamado Manderlay. Ahí descubren una plantación de algodón que aún usa negros como esclavos, y Grace decide liberarlos. Pero cuando lo logra, encuentra que al no tener propiedades ni educación, están indefensos. Por eso decide quedarse en Manderlay y ayudar a sus habitantes a superarse y crear su propio destino. No obstante, a pesar de sus buenas intenciones, parece que Grace sólo causa más daño en la sencilla gente que pretendía ayudar.
Con la maravillosa voz de John Hurt como omnipresente narrador y los característicos escenarios minimalistas que von Trier empleó también en "Dogville", la ilusión de que estamos viendo una obra de teatro infantil es casi perfecta (si ignoramos la gráfica escena de sexo). Estimo que la intención de esta plástica es dirigir nuestra atención a las ideas expresadas por la trama, y no a los adornos del cine moderno. La desventaja es que la cinta se vuelve rápidamente aburrida. El mensaje de von Trier es bastante claro, y extenderlo a más de dos horas sólo provoca escenas redundantes y una posición didáctica tan pesada y grandilocuente que eventualmente cuesta trabajo tomarla en serio.
Con esto no estoy criticando el mensaje de von Trier. Obviamente la atrocidad de la esclavitud no terminó con su abolición, pues la segregación racial permanece hasta nuestros días. Pero el modo como el director pretende ilustrarnos es tan estridente y pedante que raya en la hipocresía, sobre todo considerando que von Trier nunca ha visitado los Estados Unidos debido a su temor a volar. En fin, supongo que es válido para él.
Y, desde luego, en otro nivel, "Manderlay" muestra también ciertos paralelos con la situación actual en Irak. La imposición de la democracia y los malos resultados de las buenas intenciones son ciertamente merecedores de comentario... pero, de nuevo, no de la forma tan forzada que emplea von Trier.
En fin, dejemos la cuestión política. Como mero entretenimiento, "Manderlay" es moderadamente funcional. Cuenta con excelentes actuaciones, destacando la joven Bryce Dallas Howard y el siempre confiable Danny Glover. Su estilo visual es interesante aunque obviamente monótono, y aún en las más planas escenas la dirección de von Trier logra generar interés y hasta suspenso.
Sin duda "Manderlay" se trata de una cinta controversial que evocará sentimientos distintos en cada espectador. Como experimento fílmico es adecuada; como análisis sociopolítico es penosamente elemental. Como entretenimiento... que cada quién decida. No me arrepiento de haberla visto (aunque el rumor del burro que realmente se sacrificó para la película me amargó bastante la experiencia), pero creo que von Trier está traicionando sus previos logros con estos caprichos ideológicos. Tiene todo el derecho de hacerlos, pero temo que cada vez sean más difíciles de tragar.
Por el lado amable, al menos esta vez la película no duró tres horas. Podría señalar una mejoría.
Calificación: 7