May, por Pablo

Como en repetidas ocasiones he mencionado, es en el cine independiente donde podemos encontrar actualmente las mejores muestras de cine del género fantástico, particularmente de terror. Sin embargo, son esas mismas cintas las que irónicamente tienen más problemas para encontrar a su público, pues al no contar con los casi ilimitados recursos de distribución y mercadotecnia de los grandes estudios, pasan desapercibidas por las audiencias que más las apreciarían.

Así, por cada bodrio de alto perfil como "Valentine" o "Urban Legends" que llega a los complejos cinematográficos contemporáneos, hay decenas de cintas de bajo presupuesto que apenas se exhiben en la pantalla grande antes de ser injustamente condenadas al video casero, donde sólo a través del rumor entre fans podrán encontrar tan sólo una fracción del éxito que tal vez hubieran disfrutado de ser tratadas con más respeto por los grandes distribuidores.

¿Casos recientes? "Dog Soldiers", "Below", "Ginger Snaps" y la cinta que esta vez nos atañe: "May".

"May" narra la historia de May Kennedy (Angela Bettis), quien desde niña sufre de fuerte estrabismo en un ojo, lo que siempre fue motivo de burla entre sus semejantes. Por ello, su sobre-protectora madre la obligó a usar un parche en el ojo y a reducir su contacto con otros niños. Por eso ahora May es una joven socialmente disfuncional a quien le es imposible interactuar de manera natural con otras personas. Y cuando se enamora de Adam (Jeremy Sisto), May empieza a aprender acerca de las inherentes dificultades de las relaciones románticas, y su respuesta ante tales problemas es trágica e inesperada, pero tristemente lógica, considerando su precario estado mental.

Tal vez es injusto calificar a "May" como una película de horror, pues aunque abundan conceptos e imágenes perturbadoras y hay considerable derramamiento de sangre, la esencia de la cinta es el estudio de una personalidad afectada por el aislamiento que ha experimentado. Y tal receta analítica se complemente maravillosamente con un negrísimo sentido del humor, por medio del cual se acentúa el suspenso con nerviosas risas y cambios de tono que además contribuyen a mantener nuestra estima por la protagonista, aún cuando sus acciones son violentas y atroces.

Un guión tan emocionalmente complejo hubiera fallado si el elenco no estuviera a la altura; afortunadamente (haciendo honor a su nombre) el director Lucky McKee encontró un grupo de excelentes actores que consiguen mantener el precario balance entre horror y comedia. Angela Bettis, como May, se lleva las palmas en un papel tremendamente difícil... tal vez sus aflicciones mentales la convierten en un monstruo, pero nunca pierde la compasión y simpatía de la audiencia, y su transición de vulnerabilidad a violencia es totalmente creíble y lógico. El papel de Anna Faris como Polly, su sexualmente ambigua amiga, es igualmente peligroso y tal vez más valiente por convertirse en uno de los factores que aceleran el colapso de May. Jeremy Sisto, como Adam, se muestra como una persona abierta ante las excentricidades de May, pero sólo hasta cierto punto. Por debajo de su pose de galán se puede ver su auténtica naturaleza conservadora y temerosa de la extraña personalidad de la protagonista.

El director y guionista Lucky McKee presenta en éste, su primer largometraje, gran potencial, que ojalá pueda realizar con mínima interferencia de Hollywood. Películas con la calidad narrativa, histriónica y emocional de "May" no se ven con frecuencia, y aunque probablemente sea difícil que la encuentren los auténticos fans de horror, la recomiendo fervientemente. Tal vez no es perfecta... la conclusión es un poco predecible, pero no así el efecto que tiene en la audiencia. Sin embargo, la honestidad de las emociones, las valientes actuaciones y la excelente manufactura de la cinta la ponen entre las pocas películas del género que muestran auténtica visión y válido mensaje, cosa tan rara hoy en día que su mera presencia merece el apoyo del público conocedor.

Calificación: 10

Pablo

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May (May)

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