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Sin Reservas
(
No Reservations)
Castle Rock Ent., 2007
Estados Unidos, 105 minutos

Dirigida por Scott Hicks
Escrita por Carol Fuchs, basada en el guión "Mostly Martha", de Sandra Nettelbeck
Editada por Pip Karmel

Elenco:
Catherine Zeta-Jones ... Kate
Aaron Eckhart ... Nick
Abigail Breslin ... Zoe
Patricia Clarkson ... Paula
Jenny Wade ... Leah
Bob Balaban ... Therapist

Imagen © 2007 Castle Rock Ent.

Cada verano (boreal) llegan las consabidas películas de estruendosa acción y elaborados efectos especiales que tratan de atrapar al público adolescente e infantil. "Sin Reservas" es una de esas películas.

No, perdón. "Sin Reservas" pertenece a la ingrata estrategia mercadológica conocida como "contra-programación": películas diseñadas y manufacturadas para atraer al público que no necesariamente se verá atraido por aquellas aparatosas cintas de superhéroes, piratas y explosiones. En otras palabras, mientras los niños y jóvenes van a ver "Transformers", los papás (particularmente las mamás) optarán por ver algo más sobrio y maduro... aunque igualmente genérico y predecible.

"Sin Reservas" se centra en Kate (Catherine Zeta-Jones), una exitosa chef que maneja con férrea disciplina la cocina de un pequeño pero prestigioso restaurant en Nueva York (una cocina donde, por cierto, sólo los negros e hispanos deben cubrir su cabeza). Pero su austera rutina de trabajo, visitas al psiquiatra y nula vida social sufre un fuerte golpe cuando fallece su hermana, dejándola a cargo de su pequeña sobrina Zoe (Abigail Breslin). Y, por si no fuera suficiente, la pragmática dueña del restaurante (interpretada por la excelente Patricia Clarkson) contrata a Nick (Aaron Eckhart), un extrovertido asistente de chef para ayudar a Kate mientras arregla su vida. Desde luego ella odia inicialmente al desenfadado Nick, pero eventualmente descubre que quizás la vida ofrece algo más que trabajo y alta cocina.

Así es... una vez más estamos en presencia de la pareja dispareja que al principio se odia y después se ama... hasta que un factor externo se interpone en su relación. Supongo que los creadores de la película (o de la serie televisiva alemana en la que se basa) se dieron cuenta de la transparente fórmula y decidieron añadir un aspecto adicional, en la forma de la niña Zoe. Así, el guión no se limita a llevarnos de la mano por el trillado romance, sino que a la vez podemos ver el florecimiento emocional de la protagonista, y compartir su descubrimiento de que lo que hacía falta en su vida era más gente en su departamento. O algo así.

El director africano-australiano Scott Hicks no es precisamente prolífico, pero las contadas películas que ha realizadon en la última década han reflejado mayor complejidad emocional o narrativa ("Shine", de 1996; "Snow Falling on Cedars", de 1999; y "Hearts of Atlantis", del 2001). Por eso "Sin Reservas" se siente como un paso atrás en su carrera, cayendo en fáciles clichés que previamente había evitado. Aún así se manifiesta su talento como director, manteniendo un ritmo pausado pero entretenido y extrayendo actuaciones creíbles y agradables de su elenco entero (aunque inicialmente Eckhart exagera demasiado al establecer su excéntrico personaje). Y aunque es más fácil halagar al director de fotografía cuando una película emplea grandes vistas campestres o urbanas, no hay que ignorar el trabajo de Stuart Dryburgh, quien muestra calidez en las íntimas y sencillas (y escasas) locaciones que emplea la película.

Con protagonistas adultos y temas que rebasan el clásico "amor" hormonal y pasajero de las cintas juveniles, "Sin Reservas" pretende atraer a un público maduro que aún contempla fantasías románticas, pero sin perder de vista las inescapables obligaciones de la vida real. En ese aspecto aplaudo su intención, que le merece una somera recomendación, pero hubiera preferido un guión menos predecible y más honesto, en el que las relaciones no fueran forzadas mecánicas de un guión prefabricado, sino auténticos encuentros emocionales. En fin, supongo que resulta apropiado que "Sin Reservas" sea como los postres que prepara su protagonista: visualmente atractivos y rebosantes de estilo, pero cortos en sustancia y no muy satisfactorios.

Calificación: 6.5

Pablo del Moral

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