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Creo que, desde la adición de sonido, no ha habido una tecnología que haya tenido mayor impacto en el cine como la tecnología digital. Desafortunadamente, creo que el impacto ha sido más negativo que positivo.

La flexibilidad, el relativo bajo costo, y el atractivo de las imágenes digitales engañan a algunos cineastas, que piensan que porque pueden hacer algo, deben hacerlo. Y lo peor es que las espectaculares imágenes que así se crean, casi siempre funcionan como reemplazo de una narrativa sólida y de personajes interesantes y memorables.

George Lucas es la más identificable víctima de esta tendencia. Pero uno de los pocos directores que aún lograban usar los efectos digitales como herramientas, y no como un fin por sí mismos, era Robert Zemeckis. No obstante, parece que eso ha cambiado.

Zemeckis ha realizado películas repletas de efectos digitales, ya fueran muy visibles, como en "Contact" y "Back to the Future", o casi invisibles, como en "Forrest Gump" y "What Lies Beneath". Pero de cualquier forma, nunca perdió de vista la humanidad de sus personajes, y la coherencia de las historias que contaba.

Ahora, en "El Expreso Polar", parece que Zemeckis ha caído víctima del virus digital, poniendo al frente de la película las espectaculares imágenes, y dejando en segundo plano la trama, que queda reducida a una serie de secuencias de acción, combinada con un trillado mensaje navideño de honestidad muy dudosa.

Al principio de "El Expreso Polar" conocemos a un niño que está en esa edad donde se comienza a dudar la existencia de Santa Claus. Entonces, sin mayor preparación, recibe la visita de un tren que lo llevará al Polo Norte para responder sus preguntas sobre la existencia del famoso personaje navideño. En el camino, desde luego, aprenderá más sobre sí mismo y conocerá el auténtico sentido de la Navidad: regalos.

O al menos esa es la idea que me dejó la cinta. No soy una persona muy religiosa, pero no puedo ignorar el hecho de que la Navidad celebra un evento específico (aunque haya sido arbitrariamente ubicada en esa fecha para opacar el festival pagano de la Saturnalia). Pero sea cual sea su significado religioso, ha sido aparentemente olvidado por casi todas las películas navideñas de la historia. Claro, muchas dicen "el sentido real de la Navidad es estar con las personas que queremos"; otras dicen: "el valor real de la Navidad es convivir y perdonar". Y, continuando esa tendencia secular, es hasta ahora que alguien se atreve a dar el siguiente paso lógico, ignorando todos esos mensajes trillados para afirmar: "el valor de la Navidad son los regalos".

Tal vez algunas personas estén de acuerdo; otras quizás no. Independientemente de ello, "El Expreso Polar" cuenta una historia que sería tediosa si no fuera por la constante presencia de elaboradas secuencias de acción, que no contribuyen mucho a la trama, pero que al menos evitan que el público se duerma. Tales secuencias incluyen lo mejor de la película: el curioso destino de un boleto y el paso del tren por un lago congelado.

Fuera de esos momentos, la película me tuvo al borde del aburrimiento, incluso con el derroche de virtuosismo técnico que se despliega a lo largo de casi dos horas.

Ciertamente se ha invertido un inimaginable esfuerzo para crear las fastuosas imágenes que adornan la película, pero ¿con qué fin? Ocasionalmente hay detalles brillantes, como el paso de lobos sobre la nieve, o el modo como desaparece un vagabundo que vive sobre el tren. Pero Zemeckis y su ejército de animadores han fallado en crear personajes que expresen emoción. Los maniquíes animados que pretenden ser niños carecen de expresiones realistas y creíbles. Esta búsqueda del actor digital perfecto (a lo cual creo que sólo Gollum se acerca) pone gran atención a detalles orgánicos, como el comportamiento del cabello y las texturas de la piel, pero ignora las expresiones y el "alma" que expresa un rostro humano. O ni siquiera humano... los peces de "Finding Nemo" y los juguetes de "Toy Story" tienen más rango emocional y expresan más sentimientos que los fotorrealistas humanoides de "El Expreso Polar".

En fin, para quien no esté muy interesado en sólida narrativa, "El Expreso Polar" será un competente espectáculo navideño, carente de significado real, pero rebosante de estilo y adornos visuales... igual que la Navidad moderna. Supongo que este tipo de cine cubre una necesidad específica, y si para hacerlo le da trabajo a cientos de animadores, los felicito. Sólo desearía que en el futuro los directores y guionistas se den cuenta de que sin una base narrativa firme, hasta las más preciosas imágenes serán como frágiles esferas en un árbol de Navidad: bonitas por fuera, pero huecas por dentro.

Calificación: 6

Pablo

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El Expreso Polar
(The Polar Express)


Imagen © 2004 Warner Bros.

Warner Bros., 2004
100 minutos

Dirigida por Robert Zemeckis
Escrita por Robert Zemeckis y William Broyles Jr., basados en el libro de Chris Van Allsburg
Editada por R. Orlando Duenas y Jeremiah O'Driscoll

Elenco:
Tom Hanks .... Niño, Conductor, Scrooge, Santa Claus
Leslie Zemeckis .... Sarah, Madre
Eddie Deezen .... Sabelotodo
Nona M. Gaye .... Niña
Peter Scolari .... Billy

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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