Prey for Rock & Roll, por Pablo

Estoy seguro de que cada generación en la historia humana se ha quejado de la música que los jóvenes escuchan. Desde las escandalosas obras de Mozart en el siglo dieciocho hasta los pegajosos himnos juveniles de Los Beatles en los sesentas, parece que es un deber de la gente joven el buscar formas de expresión musical que ofendan, o al menos contradigan, a sus progenitores.

Por mi parte, estoy encantado de que así sea, pues eso nos da una fuente casi inagotable de estilos, intérpretes y géneros que mantienen el acervo musical de la humanidad en constante cambio. Claro, tal vez la calidad sea muy variable, y las intenciones se vuelven cada vez más mercantilistas y manipuladoras, pero es indispensable una infraestructura corporativa que venda producto blando y comercial, para permitir la existencia “bajo el radar” de auténticos artistas, aunque sean ignorados por gran parte del público que prefiere popularidad en vez de calidad.

Y es esa oculta faceta de asiduos al rock lo que se retrata en la película "Prey for Rock & Roll". En vez de mostrar a un grupo de rock en su camino al éxito, la cinta nos presenta a la agrupación femenil "Clam Dandys", que durante años ha sobrevivido sin pena ni gloria en la escena musical "underground" de Los Ángeles. La líder del grupo es Jackie (Gina Gershon), cuyo entusiasmo está decayendo conforme se acerca su cuadragésimo cumpleaños, no necesariamente porque su grupo no haya alcanzado el éxito comercial, sino porque la guitarrista y cantante no desea convertirse en un chiste ni en un objeto de burla cuando llegue a una edad en la que tocar rock en un escenario no sea ya una poderosa expresión musical, sino un patético intento por recuperar su juventud. Y si bien el resto de la banda siente más entusiasmo por la música, también tiene algunos problemas, el más notable siendo la obvia adicción a las drogas y alcohol que sufre la bajista Tracy (Drea de Matteo).

Entonces, "Prey for Rock & Roll" no sigue la clásica fórmula de "grupo en busca del éxito". En vez de eso, la guionista Cheri Lovedog entrega una historia más o menos autobiográfica, en la que la música, los clubes de rock y los inevitables ensayos forman la atmósfera en la que se desarrollan los personajes, y donde vemos realizados o marchitos sus sueños e ideales de vida.

Claro que eso no evita que el grupo Clam Dandys nos regale con varias interpretaciones en vivo, excelentemente filmadas y con el beneficio adicional de que la escritora de la película también ha compuesto las canciones, que no son sólo adornos de la pista musical, sino que, por sus temas e intención, se convierten en parte de la trama.

La dirección del novato Alex Steyermark es lo único que falla un poco; su trabajo es blando y dista mucho de tener el dinamismo que la historia necesitaría para convertirse en una poderosa fábula de rock. En vez de ello tenemos cinematografía genérica y poco inspirada, y un ritmo irregular que en ocasiones se siente lento.

Afortunadamente el talentoso elenco femenino rescata la situación, con la siempre interesante Gina Gershon controlando todas las escenas en las que participa. Esta actriz ha desarrollado una imagen y presencia muy características, y las explota con gran entusiasmo en esta cinta. Por su parte, Drea de Matteo demuestra una vez más su talento, que merece mejores papeles que las fáciles comedias televisivas en las que frecuentemente la vemos. Y su compromiso con la cinta es impresionante... dudo que muchas actrices hubieran aceptado un papel tan rudo y poco atractivo como el de la adicta bajista Tracy, pero de Matteo lo domina de principio a fin. Lori Petty y Shelly Cole como la lésbica pareja de guitarrista y baterista tienen poco que hacer, pero son creíbles aunque se limitan a reaccionar ante los desfiguros y frustraciones de sus compañeras.

Aunque disfruté bastante de esta película, no estoy seguro de su atractivo para amplios segmentos del público. El tema es inusual, la música es poco asimilable (aunque bastante buena para quien guste del rock pesado) y la ambigüedad sexual de los personajes podría incomodar a algunas personas. Sin embargo, "Prey for Rock & Roll" merece respeto y admiración por enfocarse en un lado poco conocido de la música moderna, y por atreverse a afirmar que el éxito de un músico no está necesariamente determinado por el dinero que gane, sino por la satisfacción que su arte le traiga. Y en una época en la que la industria musical castiga la innovación y recompensa la imagen por encima del contenido, este es un mensaje muy válido y digno de atención.

Calificación: 8.5

Pablo

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