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Francamente ya me cansé de hablar mal de Disney. Una y otra vez he escrito sobre el triste, pero eficiente modo en que han dejado que la mercadotecnia y los "trajes" corrompan la antigua visión artística de los animadores que tanta fama dieron a este estudio cinematográfico. De ser una casa de animación primero y un parque de diversiones en segundo lugar, se han convertido en una fábrica de producto pre-diseñado, cuyos comerciales son las películas que a la fuerza pretenden imponer en la conciencia colectiva de la niñez contemporánea.

Y evidentemente cada vez menos incautos caen en esta trampa. Aunque de ninguna manera deseo que la empresa sufra económicamente (pues esto traería el despido de muchísima gente talentosa que no tiene la culpa de los continuos fracasos en taquilla), tal vez no es tan malo que ocasionalmente pierdan dinero por recetarnos películas tan pobres como "El Planeta del Tesoro", para que se den cuenta (¡sólo así!) de que la vieja fórmula ya no funciona... es hora de volver a la integridad de antaño; al esfuerzo por impulsar el arte animado en vez de vender Cajitas Felices y juguetes de dudosa calidad.

"Lilo y Stitch", la cinta previa de Disney, mostró inusual imaginación y me parece que fué el primer paso en la posible recuperación de la creatividad de este estudio. Sin embargo, "El Planeta del Tesoro" es un paso atrás, de vuelta a la trillada estructura que ha dado forma a estas películas desde hace casi tres décadas. La cinta es un refrito de la novela "La Isla del Tesoro", de Robert L. Stevenson, re-inventada en un marco de ciencia ficción, pero conservando los icónicos elementos de los viejos relatos navales, de tal suerte que las naves espaciales son barcos voladores y sus tripulantes son coloridos extraterrestres (o mutantes), que convenientemente reflejan su malicia o bondad en sus extrañas apariencias. Me imagino que esta futurista adaptación se debe al deseo de atraer al público moderno, especialmente al juvenil e infantil, cuya fascinación por la ciencia ficción es bien conocida (y tan explotada que ha dañado irremediablemente al género, pero de eso hablaré en otra ocasión). Al empezar la película conocemos a Jim (voz de Joseph Gordon-Levitt), un joven "rebelde" que disfruta de actividades "extremas", lo cual lo hace extremadamente "cool". Su mamá trabaja en un restaurant espacial, el cual es accidentalmente destruido cuando sorpresivamente llega un extraño ser llamado Billy Bones (voz del mismísimo Prisionero: Patrick McGoohan), y entrega un mapa a Jim con la ubicación del legendario "Planeta del Tesoro", en el que un pirata espacial ocultó su enorme botín. Entonces el joven, con ayuda de un científico y una eficiente capitana, se aventuran en pos del tesoro, sin sospechar que la traición y el peligro los acecharán a cada paso.

Una vez más, Disney ha tomado una clásica historia de aventuras y la ha convertido en un blando cuento, lleno de ridículas homilías y personajes pre-fabricados. A pesar del frenético ritmo de la cinta, las emociones son nulas, pues de antemano es fácil adivinar todos los puntos que tocará la trama. Incluso con la participación vocal de excelentes actores las actuaciones son simplonas y carentes de personalidad, tal vez con la excepción de la gran Emma Thompson. Pero, como dije, estas fallas no son culpa directa del personal creativo, sino de los obvios lineamientos narrativos y comerciales a los que tienen que ajustarse. El peor tipo de creatividad es el que se desarrolla por comité, en virtud del cual el fondo y forma de la historia son moldeados a martillazos para complacer los múltiples intereses que están envueltos en la producción.

Pero para no terminar en esa nota negativa, diré que si algo vale la pena de "El Planeta del Tesoro", es la magia visual que los artistas consiguieron. El diseño de arte es brillante (a pesar de ser casi idéntico al mostrado en el comic "Meridian", de CrossGen), y aunque la fusión de escenarios tridimensionales con animación tradicional es notoria y discordante, es obvia la atención al detalle y la imaginación empleada en cada escena de la cinta. De particular interés es el personaje del cyborg John Silver, compuesto por animación tradicional y digital, en lo que ha debido ser una dantesca pesadilla de sincronización de elementos técnicos.

El hecho de que el aspecto visual resalte sobre la narrativa es la mejor forma de expresar las fallas de la cinta... como una azucarada golosina consumida en Disney World, el aspecto e inmediato sabor toman precedencia sobre su calidad y consistencia. Sin duda entretendrá a los peques en esta temporada de vacaciones, pero se trata de una experiencia vacía e irrelevante. Recomendada sólo para padres desesperados en busca de entretenimiento para sus hijos y para interesados en el aspecto técnico de la animación. Pero quienes busquen una buena película animada, mejor renten de nuevo "The Iron Giant" o alguna de las obras de Hayao Miyazaki.

Calificación: 5

Pablo

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El Planeta del Tesoro
(Treasure Planet)


Imagen © 2002 Walt Disney Pictures

Walt Disney Pictures, 2002
95 minutos

Dirigida por Ron Clements y John Musker
Escrita por Ron Clements, John Musker, Ted Elliot, Terry Rossio y Rob Edwards, basados en la novela de Robert L. Stevenson
Dirección de arte: Andy Gaskill

Elenco (voces):
Brian Murray .... John Silver
Joseph Gordon-Levitt .... Jim Hawkins
Emma Thompson .... Captain Amelia
David Hyde Pierce .... Doctor Doppler
Martin Short .... B.E.N.
Patrick McGoohan .... Billy Bones
Roscoe Lee Browne .... Mr. Arrow

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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