Amélie, por Pepe

Spoilers

Antes que nada ¡Corran a verla! ¿Ya regresaron? Bueno, aquí vamos:

El destino fabuloso de Amélie Poulain es una película encantadora, disculpen el calificativo pero es lo menos que puedo decir. Está construida con pequeños sketches o bocetos que conforman una gran obra terminada de calidad excelsa y de una unidad extraordinaria. Pinceladas impresionistas, dinámicas y certeras, sarcásticas y ocurrentes, con un gran sentido del humor y la estética, van cubriendo la extensión del lienzo enorme que tenemos enfrente. Infinidad de detalles se tejen como filigrana que demanda horas de contemplación.

Una de las grandes virtudes del Neorrealismo Italiano, capitaneado por Federico Fellini, es la manera de contar una historia, sus personajes extraños pero cautivadores dan energía y vitalidad a la obra. Amélie es un Neorrealismo remozado por un francés de excelente oficio, Jean-Pierre Jeunet (Delicatessen –1991, Alien 4: Resurrección –1997), que toma muchas historias que se dan en la parte desapercibida del acontecer diario de Paris, para dar vida a las inquietudes de una niña, de una mujer poco convencional, que quiere descubrir, quizá, el significado de la vida. Amélie (Audrey Tautou) creció en una familia ligeramente disfuncional y eso le dio un sentido diferente de las cosas, aprendió a ver mucho más allá de la fachada carnal que llevamos puesta y se metió a jugar con el descubrimiento de las emociones que nos mueven y que no hacen ser como somos. Desde la tramoya del gran escenario de la vida, mueve los hilos de los personajes que van tras un sueño pero que han perdido el camino y aunque la inteligencia no está de moda, ella “filigranea” los elementos que tiene a su disposición para que los descubrimientos de las cosas que la gente que está a su alrededor desea, se den como eventos naturales. No es fácil jugar a ser Dios, los médicos lo hace y siempre fracasan pero Amélie le da sentido a la vida de muchos.

La estética de la película es notable, utilizan los efectos especiales como propuesta estética, como artimaña narrativa, no para seguirnos aburriendo con el hiperrealismo sorprendente de Hollywood. ¿Para qué re-coños gastan dinero en ponerle humito al plato de espagueti que saca del horno y que se ve a lo lejos por una ventana? Porque los detalles son fundamentales, por ellos, la película es extraordinaria, es una coreografía minimalista de elementos que se traduce en capacidad narrativa titánica. Cada escena vale por sí sola, cada una es un cortometraje digno de ser exhibido, la película es como un vitral de Notre Dame, armada de millones de partecitas terminadas. Guillaume Laurant y Jean-Pierre Jeunet nos enseñan en su guión, lo maravilloso que hay en los detalles, como le decía a una amiga, mantener el olor del chocolate en tus dedos para seguirlo disfrutando tiempo después.

Un gnomo de cerámica que pasea por el mundo.
La hipocondríaca que vende cigarros necesita pene para ser feliz.
El frutero necesita una lección de humildad.
El coleccionista de fotos necesita resolver un misterio.
Un viejo recupera su vida con una cajita de metal oxidada.
Su padre necesita a su gnomo.
Amélie se oculta... del amor... de la rutina... de la necesidad común y ella busca la satisfacción, a través de sus milagros anónimos.

José Martín Sulaimán

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Amélie (Le Fabuleux Destin d' Amélie Poulain)

Amélie
(Le Fabuleux Destin d' Amélie Poulain)