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Nuestra Música
(
Notre Musique )
Vega Film AG, 2004
80 minutos

Dirigida, escrita y editada por Jean-Luc Godard

Elenco:
Sarah Adler .... Judith Lerner
Nade Dieu .... Olga Brodsky
Rony Kramer .... Ramos Garcia
Simon Eine .... Ambassador
Jean-Christophe Bouvet .... C. Maillard

Imagen © 2004 Vega Film AG

La película Nuestra música está ensamblada en tres capítulos:

Infierno – Lugar donde los condenados sufren, después de la muerte, castigo eterno.
Purgatorio – En la doctrina católica, estado de quienes, habiendo muerto en gracia de Dios, necesitan aun purificarse para alcanzar la gloria. Lugar donde se pasa la vida con trabajo y penalidad.
Paraíso – Cielo, lugar donde los bienaventurados gozan de la presencia de Dios.

El director francés Jean-Luc Godard, con más de 85 películas en su haber, nos presenta una visión íntima y personal del mundo. Es un grito desesperado por la pérdida de la inteligencia y la sensibilidad del hombre en un bello y a veces perturbador ensamblaje de segmentos de ideas, visiones, frustraciones y otras inquietudes, donde identifica al infierno como la obra macabra del ser humano, el purgatorio es la construcción del hombre y el paraíso es el lugar encantador, tranquilo, feliz pero bajo la custodia de los Marines Norteamericanos.

Para mí, Nuestra Música es el sonido del lenguaje, de los diferentes idiomas pues la película está hablada en francés, español, inglés, hebreo, árabe y otros, con frases que parecen aisladas, poéticas, donde la cadencia de cada idioma tiene una melodía. Por otro lado, la película representa la Torre de Babel y aquí el grito de Godard, es la falta de entendimiento entre lenguas, entre los hombres.

La propuesta del director denuncia la falta de poesía, la falta de sensibilidad y la sed de destrucción, el bien y el mal, el bien contra el mal, vide-muerte, bueno-malo, buenos contra malos. Añora el pasado y critica el futuro en una serie de reflexiones intelectuales que no se pueden armar como historia, sino como una pieza musical. La película tiene una secuencia lógica aunque un tanto onírica, Juan Goitisolo recita en español mientras camina, ausente del mundo dentro de un edificio en ruinas, atrás de él, una persona va traduciendo al francés lo que dice y un viejo andrajoso escribe el discurso. Se mezclan seres reales e imaginarios, un Indio Piel Roja, en inglés, defiende su estirpe y un judío habla en el restaurante del Holiday Inn. Discurso incoherente, poesía aislada, clara, concisa.

Sutil e insidioso, Godard utiliza el simbolismo como vehículo de expresión. No es una película fácil, sin embargo, aclara la irremediable pendiente por la que resbalamos los habitantes del planeta, las naciones y sobre todo, el pensamiento humano, hoy en desuso. Imagen y música juegan un papel primordial en este canto de añoranza. Imágenes incompletas, cortes a negro, música inconclusa, cortes a silencio, todo repentino y aleatorio, como la vida, como la muerte; Sin lógica pero con mensaje. Culpabilidad y perdón juguetean entre sí para subrayar finalmente el dramático “aquí no pasa nada”.

“Los intelectuales no hacen revoluciones porque ellos mismos son revolucionarios” Jean-Luc Godard.

José Martín Sulaimán

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