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El Club de la Pelea
(Fight Club)

Fox 2000 Pictures, 1999
139 Minutos

Dirigida por David Fincher
Escrita por Jim Uhls, basado en la novela de Chuck Palahniuk

Elenco:
Ed Norton .... Narrador
Brad Pitt .... Tyler Durden
Helena Bonham Carter .... Marla Singer
Meatloaf Aday .... Bob

Imagen © 1999 Fox 2000 Pictures

Debo confesar que soy un gran admirador del cine de David Fincher. Sus películas no solo me parecen un gran alarde de manejo de la cámara e ideas visuales, sino que suelen estar respaldadas por ingeniosos y retorcidos guiones, además de por la actuación de reputados profesionales (pocos directores que tengan su producción pueden presumir de haber podido trabajar con Morgan Freeman, Michael Douglas, Brad Pitt o Sigourney Weaver). Su filmografía, aunque corta, se compone de grandes películas como “Se7en” (junto a “El Silencio de los corderos”, el pilar del thriller policiaco de los 90, una película que sentó escuela y generó cantidad de clones), “The Game”, película que exploraba las bases sobre las que se sentaba nuestra acomodada vida burguesa y las quebrantaba totalmente, y, mal que les pese a algunos, “Alien 3” (bueno... no blasfemaré diciendo que es tan buena como las dos anteriores, dos obras maestras de la ciencia ficción, pero sí diré que es la más infravalorada de la saga, mucho peor valorada que el truño que perpetró Jean Pierre Jeunet con “Alien: Resurrección”). Muchos tildan al cine de Fincher de truquista (por sus finales sorprendentes), y de excesivamente videoclipero. Pero, personalmente, nunca me ha molestado encontrarme con sorpresas y giros en la trama (he debido de ser uno de los pocos cinéfilos que realmente disfrutó con “Basic”, de John McTiernan), y en cuanto a la acusación de “excesivamente videoclipero”, simplemente recordar a los que le acusan de ello, que el cine es el arte de las IMÁGENES, por lo que un movimiento que traiga una nueva base visual al cine no puede ser tan malo como lo pintan.

Dicho todo esto, puedo decir, personalmente, que “El club de la Lucha” me parece, por ahora, la mejor película de Fincher.

La película nos presenta a Jack (al menos, en la carátula del DVD, ponía que ese es su nombre; en la película no lo mencionan ni una sola vez), un insomne y hastiado de la vida oficinista, que se ve, como todo el mundo dentro de su generación, atrapado por el impulso de consumir y comprar promulgado por las grandes multinacionales. En un momento de su vida, conoce a dos personas que cambiarán su vida: Marla Singer (Helena Bonham Carter), una cínica y depresiva cuasi- indigente, y Tyler Durden (Brad Pitt), un fabricante y vendedor de jabón, que le enseñará a ver la vida desde un punto de vista totalmente diferente, basado en la auto destrucción, y no en la auto perfección impulsada por la sociedad. Tyler y Jack crearán el Club de la Lucha que da nombre a la película. En ese club, no se gana ni se pierde... simplemente consiste en utilizar las peleas como válvula de escape ante el stress diario. Sin embargo, los acontecimientos pronto se acelerarán, y Jack pronto se verá rodeado por situaciones que le superarán, y que podrían acabar con el mundo que conoce...

Me gustaría recalcar una cosa: el ambiente general de anarquismo y subversión que destila la película. Desde el uso de la coloración de la pantalla, pensado para dar un aspecto general de corrupción y suciedad, hasta la caracterización de los personajes. La película está repleta de personajes en situaciones límite, totalmente situados en el fila de la navaja que separa la preservación y la destrucción, e incluso la que separa la cordura de la locura. El guión está repleto de ideas de este estilo, y la violencia que muestra, cruda y descarnada- ya era hora que lo puñetazos causaran un efecto real en la cara de los contendientes- (cortesía de un espléndido Rob Bottin), no hace sino reforzar la idea de levantamiento armado y revolución. Como bien se ha ocupado de remarcar el señor Pablo del Moral, las ideas de esa película no son novedosas dentro de los círculos underground e independiente. Sin embargo, que una gran productora hollywoodiense como es la 20th Century Fox se haya arriesgado con una película que destile ese mensaje, si es novedoso- y si no lo es, por favor, háganme recalcar cuales películas son así de radicales. Ni John Carpenter en su mejor momento lo había expresado de forma tan radical (y creo que la mayoría sabemos lo poco sutil que es ese genio llamado John Carpenter). No es de extrañar que, al igual que la obra más reivindicativa de Carpenter, “Están Vivos”, esta película haya sido condenada al ostracismo tanto por crítica como por público.

Técnicamente, como ya he dicho, se trata de una cinta de gran calidad. Sus efectos especiales son espectaculares, sin necesidad de ser un gran alarde de complicación (travellings ultrarrápidos realizados por ordenador, grandes explosiones, zooms y contrazooms- algunos tan radicales como la secuencia de los créditos, en la cual la cámara realiza un contrazoom ¡originado dentro de la cabeza del protagonista!), resaltan, y resultan agradables de ver (además de que en ningún momento se usan para otra cosa que no sea avanzar la historia). Pero lo más impactante son los efectos visuales usados como pistas o como efecto de ambientación, aquellos que no se notan demasiado (la coloración del entorno, el uso de mensajes subliminales...), que, vistas desde un todo, redondean la película. El trabajo de los actores es impresionante, con un Edward Norton capaz de transmitir el hastío y la indiferencia que requiere su personaje, y con un Brad Pitt... bueno, ¿qué se puede decir de Brad Pitt que no se haya dicho ya?

Sin embargo, también debo advertir que no es una película adecuada para todos los estómagos. Es un tanto abstrusa, y lenta en determinados momentos, aparte de extraña y con unos personajes con los que el espectador raramente se sentiría identificado. Sin embargo, todos aquellos que estén dispuestos a soportar tales condiciones, serán recompensados con una película totalmente soberbia, y que nos deja con un extraño sabor en la boca, un sabor totalmente inidentificable, pero muy agradable.

Calificación: 10

Antonio

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