Ginger Snaps II: Unleashed, por Pablo

Cuando en alguna ocasión tuve que fungir como editor de emergencia en un proyecto sin importancia (un estúpido comercial televisivo), me di cuenta de que esa labor es infinitamente más difícil de lo que parece, y que en realidad los editores son los héroes anónimos de la industria fílmica. Claro, los directores, productores y cinematógrafos (por no mencionar a los mimados actores) son quienes reciben la fama y gloria, pero, como reza el dicho hollywoodense, un buen editor puede hacer que una película mala se haga buena, y que una película buena se haga grandiosa. Por eso me alegra cuando un editor sube de rango y se convierte en director. Podemos entonces estar seguros de que hay alguien con talento (aunque sea técnico) detrás de las cámaras, si bien en el aspecto dramático no siempre sea así.

Afortunadamente, "Ginger Snaps II" encontró un prometedor talento en ambos campos con Brett Sullivan, editor en la original "Ginger Snaps", y ahora director de la secuela. Los que no recuerden "Ginger Snaps" (ver el archivo), harán bien en verla, para familiarizarse con los memorables personajes y, mejor aún, para deleitarse con una humilde pero excelente cinta de terror, en la que las ideas propuestas tienen tanta importancia como el suspenso y los grotescos efectos especiales.

En aquella película conocimos a las hermanas Fitzgerald, Ginger (Katharine Isabelle) y Bridget (Emily Perkins). Ginger fue atacada por un extraño animal y a partir de ese evento comenzó su transformación en una bestia hambrienta de carne (en ambos sentidos), cuyos instintos animales paulatinamente erosionaron la personalidad de la antes tímida muchacha. Bridget, haciendo lo posible para evitar perder a su hermana, descubrió que con inyecciones de una flor llamada acónito (o "matalobos"), retrasaba la transformación. Sin embargo, los salvajes instintos de Ginger prevalecieron, y su transformación en monstruo culminó con un enfrentamiento en el que Bridget fue mordida y contagiada por el extraño fenómeno.

Ahora, en "Ginger Snaps II", encontramos de nuevo a Bridget, viviendo una azarosa vida en hoteluchos de mala muerte, inyectándose constantemente acónito y haciéndose cortes en los brazos, para calcular el avance de su transformación. Pero lo peor es que una bestia parece seguirla, con el propósito de aparearse, por lo que Bridget tiene que huir constantemente sin rumbo fijo. Entonces, por un accidente, la joven es llevada a un hospital, donde la amable directora Alice (Janet Kidder) la confunde con una drogadicta, y la instala en una celda donde espera rehabilitarla. Bridget, desde luego, no quiere revelar que lo que se inyecta no es droga, sino la tintura de una flor que evita su transformación en monstruo; y como sin su dosis el cambio se acelera, trata de escapar con ayuda de la avispada niña curiosamente llamada Ghost (Tatiana Maslany). Los resultados, obviamente, no son muy buenos, y llevarán a las dos adolescentes a enfrentarse no sólo con la bestia que persigue a Bridget, sino con sus enemigos humanos.

Una de las razones por las que me gustó tanto la original "Ginger Snaps" fue el modo como la guionista Karen Walton construyó una metáfora de la menstruación y el paso de niña a mujer por medio de una estructura clásica en el cine de horror, específicamente con los convencionalismos de películas de hombres lobo (o mujeres, para el caso). Ahora, en la secuela, la nueva guionista es Megan Martin, e igualmente carga la historia con un fuerte mensaje feminista, en el que denuncia la auto-represión que algunas mujeres deben imponerse para subsistir en la sociedad. El negro humor prevaleciente en la cinta original sigue presente, pero ahora es aún más negro y fúnebre, y por consiguiente más subversivo y gracioso.

Sin embargo, a pesar de su torcido sentido del humor, "Ginger Snaps II" es una excelente cinta de terror, que por medio de atmósfera y actuaciones consigue todo el suspenso y angustia que otras películas tratan inútilmente de obtener con efectos especiales y elevado presupuesto.

Y ahí radica tal vez la principal falla de la cinta, si es que puede llamársele falla. El obviamente bajo presupuesto daña un poco la envergadura de la película, que tiene que reducirse a un par de locaciones para contar la historia. Y, aunque no debería importar mucho cuando la historia es tan buena, los efectos especiales de mediana calidad tal vez molesten a algunos espectadores.

Sin embargo, estas tenues quejas son rápidamente disculpadas cuando vemos el excelente trabajo del director y de sus actrices. Emily Perkins es sencillamente brillante como la desesperada Bridget, y la joven Tatiana Maslany está a la altura de las circunstancias, encarnando a la enigmática Ghost, quien encuentra en Bridget una compañera y cuasi-hermana que comprende su extraña perspectiva del mundo.

Pocas secuelas se acercan al original, y afortunadamente "Ginger Snaps II" es una de ellas. Tal vez la primera fue más impactante y más fresca, pero la segunda parte mantiene orgullosamente un buen estándar de calidad, tanto en estética como en el terreno narrativo y dramático. Por desgracia, su humilde origen la relegará injustamente al mercado de video, cuando debería exhibirse en cines, donde con demasiada frecuencia vemos cintas de horror de ínfima calidad, pero con mayores presupuestos. Sólo queda esperar que la segunda secuela (en realidad una precuela supuestamente titulada "Ginger Snaps Back") preserve el legado de las cintas anteriores y logre encontrar a su público. Por mi parte, no puedo esperar.

Calificación: 9

Pablo

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